Mi película de la semana : 13 asesinos
Ahora Takashi Miike es un director de cierto prestigio (aunque outsider) que se rifan los festivales llamados de los grandes (sin ir más lejos este año ha estado en Cannes, con la que ya es su antepenúltima película, Hara-kiri: the death of samurai), pero hace unos años a Miike no lo conocía casi nadie y programar sus películas (Sitges lleva casi 10 años haciéndolo) era una auténtica provocación. Y es que este híper prolífico director japonés (cumplió hace poco los 50 y se le atribuyen cerca de 80 películas) ha hecho de todo, y no solo me refiero a géneros sino también a calidades. Con un inicio muy underground, aprendiendo el oficio conforme lo ejecutaba, si algo distingue la mayor parte de la filmografía de Miike es un estilo que presume de enorme desvergüenza, hiperbólico, demente, desmadrado, enfermizo y a veces casi punk. Realizador personal y de películas por encargo, ajeno a negar cualquier aventura tras la cámara, el director japonés ha tocado el terror, el drama, el cine infantil, la acción adolescente, el cine de yakuzas, los superheroes, la comedia e incluso el musical. En esta ocasión nos sorprende con un género genuinamente japonés: el chambara.
No pretendo hacer un repaso a la enorme filmografía de Miike, pues sería una locura, pero si aprovecharé para reivindicar alguna de sus películas, que según mi opinión merecen la pena realmente dentro de una filmografía en que podemos encontrar films brutalmente infumables (obviamente, no he visto la mayor parte de su filmografía, pero con casi 20 títulos suyos vistos, creo que supero a la enorme mayoría de lectores de este blog). Yo destacaría 5:
Audition de 1999, sobre una audición, una mujer misteriosa y una verdadera y dolorosa pesadilla, terror psicológico y elegante de la que quizás es, aún hoy día, su mejor película.
Ichi the Killer del 2001, una película de samurais brutalmente gore y excesiva, muestra de su cine más rompedor y trash aunque no exento de sentido del humor, algo autoparódico.
LLamada perdida del 2003 o la incursión de Miike en el terror puro copiando fórmulas nada originales pero llevándolas a su terreno logrando momentos de auténtico terror y otros con cierto aire de cachondeo.
Gozu también del 2003 y solo para valientes dispuestos a comprobar de que es capaz este director cuando toca el cine surrealista y se deja llevar. Una película tan desconcertante, como de escenas inolvidables.
Bing Bang Love, Juvenile A del 2006, una mezcla de thriller y drama carcelario violento y con temática gay que se acerca al cine de autor contemplativo y enigmático, visualmente muy bello, tan común en el cine asiático.
En fin, podría recomendar en menor medida algunas otras y sobretodo no recomendar para nada algunas, pero lo dejaré aquí por hoy.
En la película que hoy nos ocupa, 13 asesinos, como decía, Takashi Miike se atreve con un chambara. El chambara es un género que se practica en Japón y con el que se denomina al cine de samurais. A su vez, el chambara es un subgénero dentro del jidaigeki o las películas de época del Japón. El chambara suele estar ambientado en el periodo Edo (1600-1868). Aunque se realiza desde los orígenes del cine, tras la Segunda Guerra Mundial cambia su estilo dramático por otro más de acción y en el que los samurais suelen ser guerreros fieles y de principios con una filosofía de vida propia y cargados de dignidad en una sociedad en la que no saben ubicarse de otra manera. Pese a que tras los años 70 el género entra en decadencia, antes lo tocaron todos los directores nipones de prestigio (el ejemplo más claro es Akira Kurosawa con, por ejemplo, Los siete samurais) y hoy día tiene un cierto resurgimiento tras la nueva mirada sobre el género de algunos directores de prestigio como el propio Takashi Miike o Takeshi Kitano.
La película 13 asesinos es un remake de un film del año 1963 del mismo título dirigido por Eiichi Kudo. La película original, aunque notable, no se encuentra entre los grandes chambaras del Japón (la que presentó Miike en Cannes, Hara-kiri, también aborda este género pero en este caso si reversiona un auténtico clásico, la película con el mismo título del año 62 y de Masaki Kobayashi). En la comparación, sale claramente ganando, aunque es una película muy específica que solo recomendaría a los amantes del cine de samurais y obviamente, a cinéfilos y curiosos.
La trama no es muy compleja (aunque los nombre de clanes varios y personajes y poblaciones puedan dar la sensación de lío). Unos samurais deciden hacer justicia y vengarse del hermano del shogun que abusa de su poder y siembra de violencia y muerte los lugares por los que pasa. Los dos primeros tercios de la película sirven para presentar a los personajes, ir reuniendo a los 13 samurais y estudiar la táctica de ataque. El último tercio es la batalla, un auténtico baño de sangre.
En esta ocasión Miike se acerca al relato clásico y deja bastante de lado las extravagancias. Los dos primeros tercios son muy solemnes y la batalla final, pese a su exhibición en la dirección, no muestra los excesos sanguinolientos de otros films suyos.
Si la comparamos con el clásico del 63 que adapta, Miike deja entrever rasgos autorales de forma clara. Si la original es excesivamente seca, austera y narrativa, Miike salpica la suya con dosis de sentido del humor (absolutamente inexistente en la original), simplifica la trama para hacerla más comercial y también en esta linea crea personajes más exagerados e inventa escenas más violentas y efectistas en pro de que el público se identifique con los justicieros samurais, con los que Miike tiene una cierta condescendencia y por los que muestra un sutil sentimentalismo, totalmente ausente en la original. Por todo ello, creo que la versión moderna es más fácil de ver con agrado que la original pero supongo que por los mismos motivos, habrá quien preferirá la del 63.
Pese a todo lo que he comentado, la nueva versión se muestra muy fiel a su precedente e incluso copia por gusto algunas escenas, identicamente planificadas. Sin embargo, se distancia en la batalla final, mucho más espectacular aunque menos realista (y cargada de influencias modernas como Kill Bill o Old Boy, que seguro Miike adora). La batalla termina por parecernos el auténtico motivo por el que el director nipón se ha animado a rodar la película, una auténtica exhibición de dirección en la que Miike se acerca levemente al exceso que predomina en alguno de sus films.
En definitiva 13 asesinos se ve con agrado pero no se acerca a la brillantez y al espectador no predispuesto se le puede hacer larga, tanto en los prolegómenos, como en la batalla en sí.
Otros estrenos que he visto
La argentina La mirada invisible es un drama enmarcado en el 82, donde los tiempos de dictadura y represión en Argentina están muy presentes en la vida privada de las personas. La película nos narra la vida y el trabajo de una chica joven que controla los comportamientos de los chicos de una escuela muy estricta. Sin embargo el film acaba siendo un estudio sobre los monstruos que crea la represión. Personajes perversos y pervertidos con los instintos reprimidos que acaban por explotar en una película brillante, que pese a su país de origen y su intención independiente y autoral está más cercana a Haneke o a los Dardenne que a Lisandro Alonso o a Lucrecia Martel. Profundamente recomendable.
La boda de mi mejor amiga es una comedia producida por Judd Apatow, muy en la linea de las películas que él dirige, sobre gente que no asume el hecho de hacerse adulta. Muy superior a resacones y el resto de estúpidos estrenos cómicos del año, la película no solo es divertida (un par de escenas son de un ingenio y una gracia considerables) sino que está llena de personajes auténticos y se mueve muy bien en la delicada linea que separa la burla de la sensibilidad. Las andanzas de este grupo de mujeres, que se devoran entre ellas porque no saben que más hacer con sus vidas es tan graciosa como triste, tan cómica como en el fondo, auténticamente realista.
Resto de estrenos del viernes 12 de agosto
Pues solo uno Zooloco, que pese a mi predisposición a ver cine estos días no vería ni que me pagasen (aunque que la bellísima Rosario Dawson es la protagonista femenina). En fin, la semana que viene se estrena Super 8 y si esta semana he hecho post semanal pese a estar de vacaciones y sin ordenador (ahora mismo estoy en un locutorio) mucho me temo que la que viene no fallaré a mi cita. Saludos.