Pues el domingo terminó la décima edición de les Nits, festival que visité por primera vez y del que me fui, tras un intenso fin de semana, con un muy buen sabor de boca. Primero por el trato recibido por parte de la organización, siempre amable y cercana; segundo por que es un festival en el se siente la ilusión y el cariño que le pone su equipo de organizadores y programadores y subtituladores y esa ilusión, sin duda, es contagiosa y tercero porque el nivel de las películas, más tratándose de cine asiático popular que en principio no suele estar entre mis prioridades, ha sido muy destacable.
A continuación, tras los breves posts temáticos dedicados a cine taiwanés y a cine de animación, el compendio final con breves reseñas de las 10 películas visionadas el fin de semana, ordenadas de la que más a la que menos me ha gustado. El año que viene espero volver por Vic. Me ha molado...
Eega, sin duda, ha sido la gran sorpresa del festival (que no la mejor película proyectada, honor que le cedo a Wolf Children). Se trata de una película india aunque no de Bollywood, si no de Tollywood, otra potente zona de la India con una industria parecida a la de su hermana mayor pero con algunos rasgos distintivos respecto a aquélla. Pero creo que más allá de los rasgos distintivos entre el cine de varias zonas de la India o más allá de ciertos aspectos comunes en todo el cine hindú, la cinta Eega es una rareza extrema muy difícil de catalogar. Lo que empieza como una historia romántica de esas sin sutilezas tan características en las pelis indias, muta a los pocos minutos en un asesinato, una reencarnación del amante asesinado en una ¡mosca! y su brutal venganza contra su asesino. Argumento tan delirante podría ser explicado a medias tintas, por miedo al ridículo, pero esa palabra no entra en las mentes de sus creadores. Las habituales casi tres horas de metraje de las cintas indias y unos efectos especiales destacables hacen de Eega un producto potente y bien resuelto. Y luego está lo que es la historia en sí, un delirio excesivo, antológico, inenarrable, que tomado con el humor que la cinta busca (creo) se convierte en una comedia fantástica absurda y divertidísima que no deja de sorprendernos en su largo metraje y que sin duda, se queda en nuesta memoria tras su visionado, que hemos acompañado de muchas risas. Y yo, en estos días posteriores al visionado del film, no puedo mirar las moscas del mismo modo. Lo juro.
Wu Dang es una cinta wuxia, que mezcla aventuras y artes marciales y que es una co-producción entre Hong Kong y China realmente divertida y apasionante en su primera hora, que pese a un bajón final, se encuentra entre lo que más hemos disfrutado en Vic. La mezcla sin demasiados complejos de películas como Indiana Jones, mezclada con torneos de artes marciales a lo Bola de Dragón la otorgan de entrada de encanto. La fotografía es espléndida, las coreografías logradísimas, la química entre sus dos protagonistas adultos muy eficiente y el encanto de la adolescente (que aparecía en la ganadora del año pasado Starry starry night) digno de mención. Todo ello amenizado con mucho humor y autoparodia, con una historia desacomplejada y con un ritmo tan trepidante como sorpresivo. Por ello, que en su último tramo se dedique a dotar a la historia de más profundidad y de un melodrama previsible y tópico la vuelve menos interesante y termina por defraudar un poco. Pero los momentos grandes sin duda han sido mayoría y terminan por imponerse en nuestra memoria.
The rocket es una co-producción entre Australia, Laos y Tailandia y quizás sea la película que más pueda gustar a una amplia mayoría de lectores del blog. Es la historia de un niño que pertenece a una tribu de ritos ancestrales y según los cuales nace maldito. Sus peripecias en su niñez irán encaminadas a demostrar que su etiqueta de maldito no le corresponde. Con una fotografía bellísima, técnicamente impecable y con algunos momentos y paisajes muy emotivos y cargados de vitalidad, la película es un poco la típica historia desgraciada y triste de gentes de culturas y vidas destinadas al dolor que a partir de una casualidad y el empeño de su protagonista terminan por mutar a algo mucho mejor. Es obvio que es una especie de cuento y que un final melodramático quizás me hubiese gustado menos, pero en mi opinión el final peca de exceso de buenrollismo para lo que la historia quizás merecía. Se ve muy bien y tiene momentos sublimes, pero no sorprende para nada.
Cape no.7, una de las películas más taquillera en la historia de Taiwan, es una notable cinta del 2008 que nos muestra una historia coral alrededor de un pueblo taiwanés que pretende crear una banda de música para un importante evento y que a partir de allí nos muestra las vidas de sus componentes y de las gentes que los rodean. Mezcla de drama y comedia con personajes entrañables, de aquellos que sufren, que pueden resultar estúpidos, pero que se ganan con detalles el corazón del espectador, la película tiene sin duda con intención comercial pero no está exenta de ciertas calidades. Los momentos de humor, las interpretaciones, el entorno marítimo y la historia de amor forman un cóctel que divierte y a veces emociona y que termina amenizado con una actuación musical tan difícil de creer como entrañable. Es cine popular y no sorprende y no inventa nada, pero ya querríamos muchos un cine popular tan bien rematado y tan entrañable como el de esta cinta, recomendada para todos los públicos y edades.
The bullet vanishes , otro thriller de China y Hong Kong, comienza como una historia de investigación a lo Sherlock Holmes, donde importan mucho los pequeños detalles y que tiene un aire misterioso y nostálgico que nos atrapa y que personalmente me hizo disfrutar y mucho de su primera mitad. Pero la película muta totalmente en su segundo tramo, las pesquisas, la trama y las averiguaciones se complican y se vuelven densas y complejas y las resoluciones se empiezan a decidir con enormes y espectaculares tiroteos. Quizás ese sorprendente cambio de género sea para algunos la gracia de la cinta, pero a mí, personalmente, todo ese minimalismo inicial me gustaba tanto, que la espectacularidad y su liante argumento en su segunda mitad termina por cansarme y lo que es peor, por desvirtuar en parte las leves pesquisas y conclusiones tan maduradas en su primer tramo. Pese a todo, primero se disfruta y al final, se deja ver.
An inaccurate memoir fue la película China con que iniciamos los visionados del fin de semana. Es un thriller fantásticamente ambientado, con una dirección artística apabullante y con un ritmo frenético que pese a un buen inicio y bastantes buenos momentos, personalmente, se me terminó haciendo demasiado reiterativa y vacua en sus largas escenas de disparos, ralentís y acción, tan bien rodadas como en mi opinión, extremadamente largas. El guión se diluye, las muertes se suceden y yo como espectador voy perdiendo el interés progresivamente hasta incluso, en su tramo final, sentir un cierto tedio. Sin duda tiene cosas buenas y quizás para una amante de la acción y los tiroteos puede resultar muy atractiva. En mi opinión, aceptable.
No puedo vivir sin ti es una multipremiada y pequeña cinta taiwanesa rodada en blanco y negro que nos explica la sencilla y minimalista historia de un padre, que vive como puede en un puerto con su hija, abandonados por la madre de ella años atrás. Pero los asuntos sociales meten la zarpa y ayudados de una burocracia absurda y de una falta de lógica y de humanidad alarmante y de un padre muy paleto, amenazan con la entrega de la niña, que ama a su padre con locura, a una familia de acogida. La cinta, basada en una historia real, muestra las vejaciones y los trámites a los que debe someterse el padre para retener lo que más ama. A partir de acciones cotidianas y de escenas algo vacuas de contenido, mezcladas con las propias escenas de la absurdidad de la burocracia, la cinta se deja ver pero ni sorprende (se han visto cintas parecidas muchas veces) ni lo que es peor, emociona, ya que su narrativa quizás tampoco lo pretende. Se ve, no molesta y se olvida.,
Tiktik: The aswang chronicles, la segunda de la maratón filipina (a la tercera no llegamos) empieza bastante bien con una historia cargada de humor de chico en busca de su novia embarazada que pisa un pueblo de mala muerte y en el que se debe enfrentar no solo a la madre (en escenas cómicas bien resueltas) si no a un grupo de pueblerinos a cual más raro y que logran los momentos más inquietantes y malsanos de la película, en el tramo inicial en que son presentados y cuando todavía les invade el misterio de su esencia. Pero la sutileza tenía los minutos contados y los raros del pueblo pronto se convertirán en lobos. A partir de ahí más efectos digitales, ralentís por un tubo y batallas interminables, más cuando las horas de la madrugada invitan al sueño. Con buen humor puede resultar pasable.
Ultraman Saga es la última película de los míticos Ultraman, cultura pop absoluta en Japón, realizada para conmemorar el 45 aniversario de de los Ultraman y que por primera vez, los reúne a los ocho en pantalla (aunque no revueltos). La cinta, casposa y muy de trazo grueso, no defrauda dadas las expectativas y distrae en sus primeros minutos con monstruos entrañables y vintage de cartón piedra (uno con chancletas es apasionante) para someternos a un lánguido déjà vú en su segundo tramo. Entiendo que yo estoy tan alejado del universo que la cinta transmite y desconozco tanto a los Ultraman que sin las condidiones y casualidades que me llevaron a su visionado, jamás la hubiese visto. No soy parte de su público potencial. Probablemente, el público al que la película va dirigida, la disfrutará.
The grave bandits es la cinta que abrió la maratón filipina, una de zombies que como casi todas las del género hace años, es muy mala. Ésta incluso peor. Y es que pese a algunos buenos encuadres y a momentos de cierto nervio en la realización de las escenas de acción, la película aburre en su intento de humor soez bastante patético y en sus mordiscos y carreras tan típicos en el cine de zombies y que tan poco aportan hoy en día. El toque exótico pronto termina engullido por una dirección que pese a los aciertos antes citados se vuelve torpe y pierde el ritmo. Nos dejó medio muertos a las dos de la madrugada. Y la gente casi ni se rió ni hizo cachondeo. Sintomático.
Pues hasta aquí todo lo visto en este Vic que desgraciadamente, sobre todo por sus proyecciones y cenas temáticas al aire libre estuvo mucho más pasado por agua de lo deseado. Esperemos mejor suerte en su onceava edición. Y esperamos estar allí.