sábado, 22 de mayo de 2010

Si Medem al revés se escribe Medem, Roma al revés se escribe Amor

Tras el fracaso comercial y sobretodo crítico (a todas luces excesivo) que supuso Caótica Ana, Medem tenía ya decidido cual iba a ser su próximo proyecto e incluso tenía el guión terminado. Era una película histórica sobre los personajes de Aspasia y Pericles y la sociedad griega en la que vivieron (hay incluso un apunte sobre Aspasia en Habitación en Roma). Sin embargo, en el último momento el proyecto se detuvo por problemas de financiación y a Medem se le propuso hacer un remake de la película chilena En la cama dirigida por Matías Bize. La película chilena, que narraba la historia de amor en un hotel y una sola noche  de dos desconocidos con mucho que ocultar de sus vidas,  ocurría con tan solo dos personajes, un escenario y basaba su éxito en un guión juguetón y con golpes de efecto y unas escenas de sexo rodadas de forma original y artística. ¿Si la película chilena ya estaba muy bien, que podía aportar Medem? ¿Que podemos poner de nuestra cosecha en un film que presenta opciones tan acotadas? Sin duda la mayoría de directores habrían hecho una mala copia del original, sin embargo Medem no solo reinventa la película, sino que consigue algo tan difícil como llevarla a su terreno.
Amante de los palíndromos en muchas de sus películas (recordemos Otto y Ana en Los amantes del círculo Polar), Medem se lleva sus protagonistas, en este caso dos mujeres, a pasar su noche de amor a Roma, que no se lee igual del derecho que del revés pero que no sería lo mismo que llevarlas a Londres, porque Londres al revés se leería Serdnol y no sería para nada poético. No sería Medem.
El éxito de Habitación en Roma se debe a cuatro factores que se complementan. En primer lugar la delicada dirección de Medem que muestra a dos bellas mujeres que se aman y las filma de muy cerca, surcando sus pieles, mostrando las imperfecciones de sus cuerpos perfectos, recogiendo sus alientos, sus emociones. Desnudándolas por completo tras una tenue oscuridad púdica que llena los desnudos de elegancia, resguardando sus curvas tras las sombras que también pretenden resguardar sus pasados. Para ello, Medem se sirve de dos actrices espléndidas, la debutante y sorprendente Natasha Yarovenko y la sublime Elena Anaya, que luce a lo largo del metraje bombillas tras sus ojos que gradúan la luminosidad que en cada momento debe imprimir a sus acuosos ojos. El tercer mérito de Habitación en Roma, es su banda sonora en la que sobrevuela como leit motiv el tema "Loving Strangers" de Russian Red, un arrullo tan tierno como sensual que nos va acompañando a lo largo del metraje. Tras esta crítica dejo el tema completo con imágenes de la película. Finalmente y quizás por encima de todo, la película gana enteros gracias al guión de Medem, que lleva la narración envuelta en ese halo de misterio y magia paralelo a la realidad tan habitual y característico en el cineasta. El director trata a cada personaje con sumo mimo, cada escena con sumo mimo y cada frase del guión con un mimo excesivo, intentando hacer de cada una de ellas una pequeña obra maestra y para ello las poetiza y las retuerce y las carga de original sensibilidad con el fin de alcanzar su objetivo. Como la línea que separa la obra maestra del exceso es muy delgada, Medem no puede evitar caer en alguna ocasión en ciertos excesos de cursilería o de recargada sensibilidad, pero solo cae en un porcentaje muy pequeño, logrando por otra parte frases y diálogos completos de antología que imprimen el toque diferencial entre un director y un AUTOR. Es cierto que Julio Medem hizo Tierra y Vacas y La ardilla Roja y que éso pesa y siempre se espera mucho de él, pero Habitación en Roma sin ser redonda tiene momentos de genialidad y brillantez que ningún cinéfilo de alma sensible debería perderse.



lunes, 10 de mayo de 2010

Crónica sobre el Festival de cine asiático de Barcelona

BAFF 2010

Crónica co-escrita junto a Álex Amorós

Un año más el centro de Barcelona se ha teñido de oriental para celebrar la duodécima edición del festival de cine asiático de Barcelona, un festival que se ha hecho un hueco entre los aficionados a este tipo de cine y que tiene el encanto de ser un festival aún minoritario y con una programación escogida con mimo, tan interesante como irregular.


INAUGURACIÓN

En esta edición, el BAFF inauguró con una película de Bollywood, Luck by chance, un divertido ejercicio de cine dentro del cine rodado por la directora debutante Zoya Akhtar, que pese a seguir ciertas directrices habituales en el cine de Bollywood como son las historias de amor y de superación personal tratadas con bastante inocencia, da un paso más allá para ser un tanto crítica con la industria pero sin renunciar del todo a sus clichés. La película resulta un entretenimiento total, con bellos actores, espléndidos y coloristas números musicales con un montaje a lo Moulin Rouge y una historia para toda la familia pero muy bien llevada, parecida en intenciones a aquel cine occidental familiar pero bien hecho que tanto nos hizo disfrutar en los años 80.


SECCIÓN OFICIAL

La Sección Oficial suele estar llena de apuestas personales del festival. Muchas películas son de directores noveles o sin demasiado bagaje y el nivel, casi siempre es muy irregular. Este año no ha sido la excepción.

 Betwen two worlds, es una propuesta que nos llega de Sri Lanka y que estuvo presente en Venecia. Su director Vimukthi Jayasundara, que sorprendió hace unos años en el BAFF con la seductora The Forsaken Land, propone una película muy radical, muy misteriosa, en que el argumento es realmente inconexo e indescifrable y que se disfruta gracias a las imágenes y sonidos que nublan la pantalla de sensaciones abstractas, mientras se sigue a un hombre que quizás está vivo o muerto y que como dice la película se mueve entre dos mundos, el terrenal y el espiritual. Una propuesta tan interesante como compleja, tan solo apta para un público predispuesto a dejarse llevar y sin nada de sueño.


Paju es un thriller coreano de la directora Park Chan-ok, bastante más reposado de los que los thrillers coreanos nos tienen acostumbrados. La película se toma su tiempo para recomponer unos dramáticos acontecimientos acaecidos en el pasado y las personalides de una mujer y su cuñado, rotos por el dolor tras la muerte misteriosa de su hermana y mujer rerspectivamente debido a los hechos antes citados. Una interesante historia llena de saltos en el tiempo, de sentimientos contenidos y de dolores mal cicatrizados que transcurren en una ciudad llena de niebla y a la que solo se le puede achacar una cierta frialdad en su tratamiento, que en ocasiones se traspasa a un espectador, que quizás pueda esperar un poco más de pasión.


Like you know it all es la nueva película del reputado director coreano Hong Sang-soo, un director que despierta sentimientos y opiniones muy contrarias. Yo más bien soy de los que se aburre con su cine disperso, aunque en este caso, la película me resulta más interesante de lo habitual. El argumento es sencillo, un director de cine, probablemente el alter ego del realizador, es invitado a hacer de jurado en un festival de cine muy independiente. A partir de ahí, el director bifurca historias sobre las relaciones personales, el alcohol y la soledad que se mueven entre la ligereza y la profundidad filosófica con un desorden que algunos consideran como la vida misma y que otros no sabemos muy bien como tomarnos.


Karaoke es la película del debutante Chris Chong con la que compitió por la Cámara de oro a la mejor ópera prima en Cannes. El director quiere impresionar-nos con una película rodada de manera diferente a lo que estamos acostumbrados, sin enfocar a los protagonistas en un inicio en el bullicio del Karaoke, para luego con planos largos ir explicándonos la historia de un chico que vuelve a su hogar después de muchos años de ausencia. Desgraciadamente la película no engancha en ninguno de los planos y se convierte en un intento frustrado de obra maestra. Para próximos proyectos el director debería alejarse del cine de Apichatpong Weerasethakul, ya que a pesar de recordar en algunos momentos a la genial Tropical Malady no le llega a la suela de los zapatos.


Weaving Girl es la penúltima película de Wang Quan’an, director que consiguió el Oso de Oro de Berlin en 2006 por La boda de Tuya. La historia trata de una mujer a la que le diagnostican una enfermedad terminal. Ella, lejos de la desesperación, intenta recomponer momentos en los que su vida cambió radicalmente. La película pasa sin pena ni gloria durante sus 100 minutos de metraje, pero no aburre en ningún momento






Where are you?, película de Masahiro Kobayashi, explica con excesivo dramatismo la historia en la que se encuentra inmerso su protagonista, un joven que sin buscarlo tiene que ganarse la vida solo, ya que su padre le ha abandonado y su madre está a punto de morir. Conforme avanza la película el dramatismo llega a límites insostenibles, aunque tanto la dirección como la parsimoniosa actuación impregnan la desgracia de una desgana aterradora. La fotografía de la película es de una belleza sobrecogedora  en ciertos planos, que parecen mimados de la misma forma que un pintor cuida cada pequeña tonalidad de color de su cuadro, y que no tendrían nada que envidiar a las películas más esteticistas del maestro Kim-ki duk.





ASIA SELECTION


La Sección Asia Selection siempre suele tener los títulos más esperados del festival. Esta edición no era la excepción y tres directores reputadísimos presentaban sus nuevas películas, aunque en definitiva podemos decir que las tres resultan algo o muy decepcionantes.

La que se lleva la palma es Face de Tsai Ming-liang, un director que cuenta en su haber con auténticas obras maestras como The Hole o El sabor de la sandía pero que en esta ocasión nos ofrece una película sin argumento ni personajes a los que engancharse, pretendiendo que el único gancho sea esteticista. La película, una especie de homenaje a la nouvelle vague y a su propio cine, tiene secuencias magistrales (en especial las protagonizadas por Laetitia Casta) y otras tremendamente vulgares y de un quietismo pedante que en esta ocasión, no lleva a ningún lado. El resultado final es de un aburrimiento difícilmente soportable.




Otra película muy esperada era Vengeance del maestro Johnnie To. La película, una auténtica maravilla visual donde la acción se acerca al arte y los silencios a filosofía de vida, tiene como problema que no aporta nada nuevo al universo de su director. Si no habéis visto ninguna de sus películas la disfrutaréis, pero para los que ya hemos visto la artística acción de Exiled, los momentos muertos entre tiroteo y tiroteo en The Mission, o la brutalidad de las mafias en Election, Vengeance nos sonará a más de lo mismo, pero un poquito peor.





También un tanto decepcionante a mi gusto resulta Mother, no porque la película esté mal, sino porque su director Bong Joon-ho repite los esquemas de su obra maestra Memories of Murder y nos plantea un enrevesado thriller de quizás falso culpable al borde del retraso mental, que a mi parecer es demasiado previsible y que recuerda demasiado a su citada película, aunque muchísimo peor. Probablemente sería una película apreciable de venir de un director desconocido, pero siendo de Bong Joo-ho, sabe a poco. Pese a ello, la película se sigue con interés, no solo por su guión repleto de los  habituales giros argumentales, sino también por sus impresionantes interpretaciones.





La japonesa Dear Doctor, era una de las películas más esperadas, ya que venía avalada por las buenas críticas en su pais. Película muy japonesa que recuerda en algunos instantes a Departures (sin llegar a sus momentos de genialidad, pero sin caer tampoco en sus momentos de ridículo absoluto), acaba resultando una comedia amable con algunos tintes de trascendencia que se deja ver bien, pero que no consigue permanecer en nuestro recuerdo a las pocas horas de su visionado.






La sorpresa positiva de esta sección es Runing Turtle, un adrenalítico thriller coreano que recuerda a The Chaser no solo porque repite actor sino también por su fórmula de duelo persecurtorio, que se disfruta a lo grande en sus divertidos excesos sin trascendencia, en sus alocadas escenas de acción y que sirve para relajarse y coger aire dentro de un festival asiático tan formal e intelectualmente complejo.








FOCUS COREA

Muy interesante se presentaba el Focus Corea del Sur, ya que en su programación había cuatro películas antiguas de cuatro grandes directores.

Green Fish, es la ópera prima del director Lee Chang-dong que logró una polémica y discutida obra maestra con su último film Secret Sunshine (y que en poco presenta su nueva película en la Sección Oficial de Cannes: Poetry). Cercana al cine negro, al cine de gángsteres y de familias disfuncionales, el director logra una irregular pero muy interesante película, sin tener compasión por sus malogrados personajes y acercándose ya al tema de los límites a los que nos puede llevar soportar el dolor que explotaría sin concesiones en posteriores películas.






También pudimos ver la ópera prima de Park Chan-wook, Joint security area en la que el director de Old boy da muestras de gran talento en una entretenida y tensa película con saltos en el tiempo que sirve de crítica a la separación de las dos coreas y que es un canto a la paz y a la amistad. La película, cargada de fascinantes secuencias, muy bien interpretada y brillantemente dirigida es de obligada visión para los fans completistas de este gran e innovador director.






Ya hemos hablado de Memories of Murder a propósito de Mother. Los que no la habían podido ver con anterioridad seguro disfrutaron de esta incuestionable obra maestra sobre la obsesión y la absurdidad de encontrar un culpable a cualquier precio, en que se nos explica las peripecias de unos policías para hallar a un asesino en serie y se nos hace un cruel retrato  de la policía y la sociedad, lleno de ironía y acercándonos a casualidades y azares que podrían haber cambiado el transcurso de las cosas.






Lástima que en este poker de ases fallase la película del irregular genio Kim Ki-duk, ya que The Coast Guard es una película muy fallida sobre la locura de un soldado a raíz de un hecho desgraciado que le llena de culpa. Repetitiva, sin lógica ni fuerza, la película naufraga de mediocridad tras los primeros minutos.








En esta sección también se pudo ver The Housemaid, un clásico de culto coreano de los años 60 en blanco y negro que pese a su risible y pasado de moda final, se ve con curiosidad, ya que de un melodrama cualquiera entre una familia y su criada, surge una película obsesiva, enfermiza, claustrofóbica y cercana al género de terror, que nos puede recordar al primer Polanski y de la que se está preparando un remake que competirá este año en Cannes.






Finalmente citar la grata sorpresa que me supuso el visionado de My Dear Enemy, una película sobre una ex-pareja que debe compartir unas horas para que él salde una deuda económica con ella, llena de brillantes diálogos, de sutiles matices, de momentos absurdos, de otros divertidos y de muchas, muchas miradas, que va calando poco a poco en el espectador y que acaba trascendiendo casi sin darnos cuenta, casi sin buscarlo. Un poco lo que intenta siempre Hong Sang-soo pero en bueno.







SUDESTE ASIÁTICO

Dentro de la siempre interesante sección Sudeste asiático pudimos ver 15 Malaysia, un conjunto de cortos en que varios directores pretenden hacernos ver los diferentes problemas que asolan al país malayo, en especial los problemas de convivencia entre razas y religiones. Inevitablemente tan interesante como irregular, destacan por encima del resto de los trabajos la bella Chocolate, el corto de ciencia ficción One future y la animación al estilo Linklater Rojak!.







Por otro lado Raya Martín, uno de los directores más polémicos del nuevo cine filipino tenía aparación por partida doble con Independencia y Manila (ésta co-dirigida por Adolfo Alix Jr.). En Independencia nos mostraba una extraña y sugerente película que narraba la huida y asentamiento en el bosque de una familia para escapar de la invasión norteamericana del  país. Con un blanco y negro que intenta acercar la película estéticamente al tipo de cine que se hacía en los años en que acontece lo narrado, con unos pocos decorados de cartón piedra, acciones repetidas  y una bella banda sonora que la mece susurrante, la  película acaba resultando tan atípica como recomendable.






Manila se compone por dos partes claramente diferenciadas, la primera, dirigida por un Raya Martín en estado de gracia y basada muy libremente en la película de los años 80 Manila by Night nos muestra el deambular por las calles de Manila de un joven que ha perdido totalmente el rumbo de su vida. Ésto sirve de excusa para mostrarnos los suburbios de una ciudad caótica, filmada con un deslumbrante blanco y negro. La segunda parte, basada en Jaguar y con el mismo protagonista, nos muestra a un guardaespaldas que confía en su jefe hasta las últimas consecuencias, la cual cosa le llevará a un callejón sin salida. Sin tregua para el espectador, Adolfo Alix Jr. consigue que te enganches a la butaca y vivas casi al lado de su protagonista cada segundo de la película.



Curiosa era la programación del clásico de los 80 de Ismael Bernal Manila by Night (quizás para completar la visión de Manila). La película que retrata durante dos horas y media varias historias cruzadas sobre sexo, droga, prostitución y homosexualidad a través de la noche de la capital filipina, no ha soportado bien el paso de los años y su visionado resulta un tanto cutre, incluso para ser ochentero. Demasiado recargada a la hora de explicar los excesos de sus variopintos personajes, la película no deja de ser una reliquia, aunque solo recomendable para curiosos muy interesados.







BAFF ANIME


Finalmente hablaremos brevemente de la gran novedad de este año, el BAFF anime, un minifestival dentro del festival que según nos dice nace con la voluntad de crecer en próximas ediciones.

Su gran plato fuerte era Summer Wars (One Piece Film, que arrasó en taquilla era más excluisiva para los seguidores de la saga), una película que se vendía como la heredera del universo Miyazaki y que el solo hecho de la comparación me produce un terrible dolor de barriga. Con un arranque prometedor, la película se diluye en una realidad virtual muy inferior visual y argumentalmente a alguna otra propuesta que el anime de los últimos años nos ha brindado (como Paprika) y acaba resultando una historia soporífera de la que nos importa poco su desenlace. Quiero decir sin embargo, que algunos se sienten fascinados por esta película y que si os despierta interés, será mejor que la veáis y decidáis de que lado estáis por vosotros mismos.


Algunas propuestas del BAFF anime, que pudieron disfrutarse gratuitamente por no ser estrictamente novedades también son reseñables. Mamoto Shinkai es un genio, así lo demostró con la OVA Hoshi no Koe y con su maravillosa ópera prima Kumo no mukô, yakusoku no basho con la que ganó el premio a la Mejor Película de Animación en el Mainichi Eiga Concour desbancando a directores de la talla de Miyazaki, Oshii y Otomo entre otros. La película que nos atañe 5 centímetros por segundo no es una excepción, la ternura con la que su director trata cada plano es de una belleza casi insultante. Consta de 3 historias que narran varias etapas de encuentro de sus protagonistas, marcadas por el momento en que viven. A pesar de ser un poco acaramelada en ciertos momentos es un deleite para un buen degustador de películas manga hechas con el corazón.




Freedom es un conjunto de siete OVAs  basada en los personajes de Katsuhiro Otomo director de las espectaculares Akira, un capitulo de Memories y Steamboy. Esta ambientada en el siglo XXIII cuando tres adolescentes nacidos en la luna descubren un gran secreto. El conjunto es  de una diversión asegurada, una autentica aventura que sentimos como si vivieramos al lado de los protagonistas. No estamos delante de una película manga de ciencia ficción al uso, sino que nos adentramos en un largo viaje, quizás con muchos tópicos, pero a quien le importa cuando el entretenimiento esta garantizado.





El verano de Coo es un estrañable cuento para niños, que pese a que va decayendo durante su metraje se ve con agrado, Evangelion 1.0 You are (not) alone es sólo recomendable para los seguidores de la serie, los que no lo son no entenderán mucho y no la podrán disfrutar. Sword of the Stranger es una entretenida película de acción, que pese a su animación discreta se ve con agrado y The Sky Crawlers, del maestro Mamoru Oshii es una obra maestra absoluta de la animación con bellas secuencias de aviación, tristeza, filosofía, melancolía, tiempos muertos antes de las batallas, sensibilidad y seducción. De visión obligada.





En definitiva, un año más, el BAFF ha venido a alegrarnos un poco la primavera y a mostrarnos una ecléctica selección de títulos asiáticos que los seguidores agradecemos. Hasta el año que viene.