Terminamos las crónicas de esta brillante 50 edición del Festival de Sitges con las últimas películas vistas durante los últimos días de festival que merecen la pena destacar. Sin duda una de las gratas sorpresas de esta edición es Brigsby Bear, una pequeña película sobre un chico que una circunstancia ajena a él le hace aparecer en plena juventud en un mundo real que le desborda. Su forma de intentar adaptarse a él va a ser creando una película, el Brigsby Bear del título. Esta tierna, dura y algo freak película va mucho más allá de su argumento y entre risa y ternura nos va a hablar de una generación que hemos sucumbido a la realidad del mundo aplastante cuando lo que en realidad nos interesaba era construir, no solo nuestra ficciones si no también un mundo a nuestra medida. Una oda a la creatividad como única forma de salvación en un entorno hostil que nos supera. Pura magia.
En un panorama artístico en que cada vez aparecen más presuntos rebeldes, pocos quedan de la talla y la insobornabilidad de Alejandro Jodorowsky. En esta segunda entrega de su biografía filmada titulada Poesía sin Fin, el genial director chileno hace y deshace la ficción a su antojo a partir de sus vivencias. Sin ninguna censura y con algunos escenas que cualquier otro director vendería como escandalosas pero que él incluye en su metraje con naturalidad, Jodorowsky carga de barrocas imágenes la pantalla para hablarnos de sentimientos. De su sexualidad, de su honor, de sus dudas, de su reafirmación como individuo. Todo cabe en en una película que como su propio título indica está impregnada de Poesía, con mayúsculas, la absoluta, la que solo los genios, los grandes, dominan. La que va mucho más allá de una vida para universalizar los sentimientos. La de Jodorowsky.
Yo amé a John Cameron Mitchell. Hedwig and the Angry Inch me parece una de las películas más bonitas, sinceras e inspiradas de los últimos años. Sus canciones, su verdad, su sutileza impregna de tristeza y dolor un pantalla que al tiempo quiere latir, de sentimientos, de vida. Por eso me enfade tanto cuando en Shortbus explicaba lo mismo sustituyendo la sutileza por el trazo grueso, lo escandaloso, lo vulgar. Y pensé ya en desconectarme de su cine con el despropósito de Rabbit Hole. Por suerte no lo hice. Y es que este How to Talk to Girls at Parties es un divertimento ultrapop totalmente disfrutable. Punk, sectas y extraterrestres se dan la mano para levantar una película muy imaginativa y marciana en que el petardeo es la máxima filosofía a seguir. Con una Elle Fanning que cada vez es más musa y una Nicole Kidman, ahora sí espléndida, John Cameron Mitchell resurge de sus cenizas en una cinta que quizás pueda ser menor, pero que será de culto en tres, dos, uno...
En Dave Made a Maze, el protagonista, Dvid, un joven inadaptado que vive en su propia realidad, construye un laberinto de cartón en su propias casa. El problema vendrá cuando entre en él y éste tome vida propia impidiéndole salir y cargando su estancia de peligros. Sus amigos acudirán en su ayuda. Pero salir del laberinto no va a resultar nada fácil. Este es el argumento de una original y muy artesana película que bebe de los mundos de Kaufman y Gondry para proporcionar una diversión muy empática, muy disfrutable y con momentos muy hilarantes. Su handicap es que es un mediometraje algo hinchado y en su segunda mitad baja la intensidad y el gran nivel que la película había exhibido en su primera parte. Pese a todo un buen divertimento.
Quisiera terminar estas crónicas rescatando Boys in the Trees, una irregular y probablemente algo fallida película australiana pero que pretende hablar de descubrimiento sexual y marginalidad a través de un ficción de terror situada en la noche de Halloween de 1997 y que por momentos roza lo onírico. A veces ridícula, a veces atrevida, a veces sensual, a veces imaginativa, siempre amanerada, Boys in Trees, ópera prima de Nicholas Verso, posee personalidad suficiente y ganas de arriesgar y contar una historia usando el género como para no restarle importancia y esperar a la próxima película de su realizador para ver por donde van los tiros.
Año genial en Sitges. Enorme nivel como se esperaba de este flamante 50 aniversario. A por el 51. Por poco que podamos, allí estaremos.
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