Crónica del Atlántida Film Fest (1)

Todos aquellos que soléis decirme lo afortunado que soy por poder asistir a según que festivales, si sois españoles, no tenéis excusa, ya que Filmin ha elaborado un impresionante festival para ver on-line, el Atlántida Film Fest, al muy razonable precio de 20 euros por todas las películas seleccionadas, que no os podéis perder. Os dejo el enlace con la programación.

De momento ya he visto cinco películas del citado festival así que voy a hacer breves críticas sobre ellas, según me han gustado en orden decreciente.

Berberian Sound Studio es de esas cintas que causan división clara de opiniones. En este caso me sitúo entre los que salen encantados tras su visionado. Se trata de un ejercicio de estilo sin un hilo argumental convencional. Es más bien una experiencia sensorial cargada de fulminantes cromatismos casi siempre rojos y extraños sonidos inquietantes. Un estudio de sonido en que se trabaja en un giallo, un inglés que no entiende el idioma y que llega para trabajar en la extraña película y un ambiente de trabajo enrarecido van mutando hacia una experiencia rara, inquietante, onírica, cercana a mundos lynchnianos y con reminiscencias a Zulueta, que te atrapa o te aburre soberanamente. Yo, pese a ciertos momentos algo densos, me dejo llevar por esa pesadilla que toma cuerpo y se desvanece como el protagonista, atrapado para siempre en un mundo que le aterroriza y fascina a partes iguales. Muy estimulante.

Perfect sense, una oscura película de catastrofes y al tiempo una historia de amor protagonizada por la sexy pareja Ewan McGregor y Eva Green, es un salto al vacío sin red y en ese obvio riesgo podemos encontrar confundidos y mezclados sus mejores aciertos y sus más escandalosos desaciertos. Pero se agradece su poca convencionalidad y su valor para narrar esta historia terrorífica que a veces es hermosa, a veces poética, a veces filosófica, a veces certera y claro, otras veces, ridícula. La pareja protagonista está repleta de química, no podía ser de otra manera y la cinta logra trasmitir cierta desolación a un espectador algo extrañado por el tono en una película aparentemente más convencional. Irregular y valiente, bien merece un visionado.

Leones es un pedante ejercico de estilo, muy contemplativo y minimalista que seguro indignará a muchos y aburrirá a otros. Yo lo encontré de lo más estimulante. Pero reconozco que a mí me pueden las películas de gente deambulando. Cinco jóvenes hacen éso, deambulan por el bosque en busca de una cabaña mientras se entretienen  con juegos absurdos y recitan poemas. No se sabe muy bien lo que buscan pero poco a poco se empieza a sentir un ambiente enrarecido. Algo está pasando. Cargada de simbolismos tan interesantes como en algunos casos obvios, con una espléndida cámara flotante que sigue a los protagonistas y que dota a la narración de una espiritualidad y de una inconcreción muy adecuada para lo que se nos cuenta, sin duda Leones es para un público minoritario abierto a experimentos y que en éste caso, por el motivo que sea, le seduzca más que le aburra.  

Compliance, a partir de lo que le ocurre a una pobre empleada de una cadena de comida rápida, pretende hacer un estudio y una crítica de la estupidez y la mediocridad del individuo americano, una crítica al sistema de vida estresante que llevamos en el que nos dejamos llevar por inercias sin prestar demasiada atención a aquello que ocurre a nuestro alrededor y un estudio de lo fácil que es otorgar poderes dominantes y de sumisión en una sociedad en parte enferma y en parte carente de orgullo. La idea es buena, pero la historia basada en hechos reales tiene un constante problema de credibilidad, quizás lo explicado sea cierto, no sé, pero uno tiene la sensación de que tal como está narrado es imposible que ocurra. Sea como fuere, nosotros estamos viendo una película que tenemos que creer. Y ésta se mueve siempre en el filo hasta que cae del otro lado. Y el espectador entonces se pregunta cuanto de cierto y cuanto de manipulación hay en la historia. Y éso juega en contra de una película se ve con interés, pero se rompe en su efectismo.

Post Tenebras Lux es de esas cintas que causan división clara de opiniones. En este caso me sitúo entre los indignados tras su visionado. El cine de Reygadas siempre me ha parecido un aburrimiento pretencioso. En Post Tenebras Lux sigo opinando que el director mexicano es un bluff. Cine aburrido, caprichoso e incoherente al servicio de una no historia contemplativa, deslabazada, sin sentido argumental, sin profundidad emocional, sin concesiones y a mi modo de ver, sin demasiado talento. Un par de imágenes impresionantes, éso sí. Pero poco más. Insuficiente para digerir las dos largas horas de sin sentido del supuesto descenso a los infiernos de esta familia con la que jamás nos sentimos identificados. El descenso a los infiernos, en un impresionante ejercicio de mímesis, lo sufre el espectador durante el visionado. Muy insuficiente y hasta ahora, su pero película (y como digo, no soy demasiado benévolo con las otras).

Feliz Semana Santa. Yo me desconecto unos días. Nos leemos a la vuelta.