Pues terminamos Cine-On desde hoy hasta el sábado con la sección asiática, cerrando de alguna manera el bucle que se inició con el Pirata asiático del año pasado. El domingo vendrá la clausura y la entrega de premios. Disfrutad, que queda poco...
Desde hace ya más de una década el cine asiático se ha ganado una presencia constante en los festivales de cine de todo el mundo, tras muchos años en un segundo plano con pequeñas excepciones o modas pasajeras. Con un talento desbordante de nuevos artistas o consagrados en sus países nos mostraron nuevas maneras de hacer cine con una mirada en ocasiones más reflexiva, con un terror más puro o con una acción más dinámica que sus homólogos occidentales atrapados en este último género en un bucle y que ha acabado provocando el regreso a las raíces en esta década.
Ahora quizás el cine asiático sufre un estancamiento, falta de ideas, o simplemente cansancio de nuestra parte al haber absorbido tantas y tantas películas y habernos habituado a su manera de contar las cosas. Eso no significa que no se hagan buenas películas, pero si que su estrella parece haberse apagado llegando propuestas más mediocres o faltas de interés. De todas maneras en general en nuestro país se trata de un cine invisible, maltratado por nuestra cartelera en la que el cine estadounidense sigue mandando claramente y relega a la marginalidad a obras tan dignas o incluso mejores que sus propuestas.
Atrás quedaron esos estrenos en bastantes salas a principio y mediados de la década de los años 2000, y ahora cuando se estrena una de ellas nos frotamos las manos pese a quizás no tratarse una magna obra o al ser de un cineasta conocido. Condición por otra parte que no garantiza su estreno o su retraso en ocasiones de más de dos años, con el riesgo que eso supone para la taquilla. Al menos con la aparición de distribuidoras como Mediatres los estrenos en formato doméstico (y algunos en cine) han crecido. La lástima es que casi siempre vemos obras japonesas o coreanas y se obvia el otro cine asiático.
A la hora de elegir las cinco películas que me ha tocado programar en Cine-on la dificultad ha sido suprema. En un continente tan grande y con diferentes sensibilidades incluso dentro de los mismos países lo fácil es decantarse por algo representativo, pero así hubiera corrido el riesgo de haberme guiado por los nombres, y he preferido hacer una selección sin repetir lugar de procedencia, eso sí, ya que considero que era justo para esa diversidad. He intentando en suma establecer un cierto equilibrio, siempre representando también mis gustos personales y el tipo de cine que creo más cercano a mi manera de sentir.
Espero que esta humilde selección sea de vuestro agrado en este festival que comenzamos con una ilusión muy grande este equipo maravilloso, y que sea esa gran fiesta del cine que se merece tanto el cine asiático como todos los demás.
From Up on Poppy Hill
Dream Home
Buddha Mountain
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