miércoles, 13 de enero de 2010

Críticas primer trimestre 2010







Los hermanos Coen siempre navegan entre el cine de autor y un cine que sin perder sus rasgos autorales, desemboca en una mayor comercialidad. Tras No es país para viejos, película que les valió el Oscar y que era una adaptación de una prestigiosa novela y una rara avis en su filmografía, han decidido volver a un tipo de cine menor, más cercano a la comedia con toques surrealistas que practicaron en la década anterior y que presume de anticomercial desde el mismo reparto de actores semidesconocidos. Un tipo serio, nos habla de una familia judía y sus costumbres religiosas, sus hábitos, sus miedos y por encima de todo, su pésima convivencia. Un prólogo inicial de antología precede a una hora y media de comedia rocambolesca, con cierto argot de tradiciones judías que se nos escapa y nos presenta a una familia desestructurada y temerosa de no cumplir lo que su religión les obliga a cumplir. En un in-crescendo de desgracias absurdas que se ceban contra su protagonista, la película plantea tangencialmente (o no tan tangencialmente, lo que pasa que es difícil tomársela en serio), temas como la soledad, las dudas, el egoísmo vital y sobretodo el miedo. Como colofón de esta película tan marciana como recomendable podremos disfrutar de un final brillante y autoral, bello y reflexivo.





Michael Haneke, uno de los directores de cine europeo más reconocidos por la crítica, lleva veinte años diseccionando la violencia. Su cine, busca los orígenes o las consecuencias de las conductas humanas más extremas y suele exponerlas con tanta fríaldad, que transmite en el espectador una incontrolable sensación de desamparo, de nihilismo existencial. La violencia que expone en su cine puede ser tanto física, como en la brutal Funny Games, emocional como en Caché, o autodestrutiva como en La pianista. Su nueva película La cinta blanca, se mantiene fiel a su estilo y a su temática, estilizándola un poco más si cabe. Rodada en un blanco y negro tan imparcial y objetivo como la historia que se nos cuenta, Haneke nos habla de la vida hérmetica y de educación severa de un pueblo en la Alemania previa a la Primera Guerra Mundial. Quizás el pueblo simbolice el microcosmos de una sociedad enferma que a nivel europeo se dirige inexorablemente hacia la Gran Guerra. Porque la película, pausada, fría, inquietante, trata de éso, de una sociedad enferma y de su maldad abstracta, instalada a sus anchas, inconcretable.
La película ha arrasado en los premios de cine europeo, se llevó la Palma de Oro en Cannes y suena con fuerza para los Globos de Oro y los Oscars como mejor película extranjera. No sabría decir si es la mejor película de Haneke, yo casi prefiero el estilo diecto de Funny Games, sin embargo cuando La cinta blanca termina uno tiene la sensación de que aquello de que acaba de ver es muy bueno, media hora después piensa que se ha quedado corto y al día siguiente todavía siente un gusto a hiel recorriendo sus dientes.




James Cameron me cae mal, el cine comercial y de gran presupuesto de Hollywood cada vez me interesa menos y además había leído acerca de la simplicidad del guión de Avatar. Por todo ello no fui muy convencido a ver la nueva bomba de Hollywood, que arrasa en taquillas desde su estreno de manera insultante, aunque tengo que confesar que salí del cine encantado. Avatar adolece de algunos de los problemas típicos del cine de Hollywood actual (¿o ya hace muchos años?), como una cierta simpleza en la construcción de personajes, con pocos matices y algunas escenas con discursos grandilocuentes y excesivos a lo Braveheart de Mel Gibson, para entedernos. Sin embargo el espectáculo que se nos brinda, sobretodo en su visionado 3D es tan grande, que la simpleza del guión, que no es tanta, se olvida de inmediato.
Su sinopsis bebe del manga y la ciencia ficción eco-futurista. Jake, un paraplégico veterano de guerra, es enviado al planeta Pandora , conectado a una marioneta (un ser azul de 3 metros a imagen y semejanza de los nativos del planeta), con el fin de infiltrarse en la raza de los Na´vi, una raza humanoide que tiene una especial conexión con todas las criaturas del bosque. La misión es clara: infiltrarse y descubrir donde está un yacimiento de minerales que los humanos desean... La misión cambiará de rumbo cuando Jake, conozca a una hembra autóctona. Después de una primera media hora de introducción, la película nos lleva a un planeta totalmente inventado, imaginativo y nos inunda la retina con unas imágenes muy hermosas y difíciles de ignorar. El espectáculo está servido y  todo el nucleo de la película se ve con embriagado agrado. Las escenas violentas de la batalla final bajan un poco el listón, pero están muy bien llevadas y nos recuerdan a clásicos del anime como La Princesa Mononoke  o Akira. Al final uno sale del cine con cierta emoción y con la sensación de que el cine en 3D ha dado un paso tecnológico de gigante en comparación a las otras propuestas vistas hasta la fecha en imagen real. Pero cuidado, porque el reinado puede durarle solo a Avatar hasta el 5 de marzo, día en que se estrena la Alicia de Tim Burton, cuyo trailer pasaron en el cine y quita el aliento.



Spike Jonze irrumpió en el panorama cinematógrafico en el año 1999 con la rompedora Como ser John Malkovich, aunque seguramente, la originalidad era más mérito del guión del entonces también debutante Charlie Kaufman que de su dirección correcta. En el 2002 otro guión de Kaufman terminó en su segunda película Adaptation, mucho más compleja e irregular que la primera y carente ya del factor sorpresa. A partir de entonces Kaufman y Jonze se separaron, el primero siguó escribiendo guiones que dirigirían George Clooney y Michel Gondry (que dirigió dos) , siendo éste último el que se acercaría más a la inventiva visual que requerían los guiones de Kaufman con la espléndida Olvídate de mi, hasta decidirse a dirigir su primer film, la super excesiva Synecdoche, New York. Mientras tanto Jonze ha permanecido en silencio estos siete años para volver con una adaptación del cuento clásico para niños escrito por Maurice Sendak titulado Donde viven los monstruos. La película es técnicamente intachable, con unos buenos efectos y una sensacional fotografía, pero naufraga en el momento en que no consigue dirigirse a ningún público en concreto. Con pretensiones demasiado filosóficas para un público infantil y estupideces demasiado infantiles para un público adulto, la historia va perdiendo interés durante el metraje y se termina viendo con pura indiferencia. Probablemente el problema es el exceso de ego de Jonze, que le ha llevado a sentirse capaz de llevar a cabo la adaptación de una historia infantil, creyendo que podría filtrarla a través de sus inquietudes y sus ínfulas de autor moderno y diferente. Y a fracasado.






Vi en su día Saw en el cine y disfruté de su originalidad y su diversión. Después vi Saw 2, en dvd y lo que en la primera era novedoso en la segunda era tópico. Decidí abandonar la serie, no aportaba nada más que escenas cada vez más sádicas y menos justificadas por un guión. Ni de coña pues, hubiese visto Saw 6, la película que nos ocupa, pero el señor Ignasi Guardans, director general del Instituto de la Cinematografia y de las Artes Audiovisuales (ICAA), en una decisión sin precendentes recientes en nuestro país decidió censurarla y prohibir su estreno en salas de cine. Yo he visto pelis gore que el señor Guardans no se puede ni tan solo imaginar que existen, así que no  he decidido ver la película por morbo, sé más o menos lo que me voy a encontrar y no será para tanto, sino para tocar los huevos, para quejarme ante cualquier tipo de censura artística y para vomitar en contra de decisiones tan absurdas en esta crítica. Porque claro, en los tiempos que nos ha tocado vivir la película se puede descargar por la red y podemos verla sin la autorización de los políticos y fíjese usted que curioso, al final la peli por morbo la verá más gente de la que hubiese ido al cine. Hay que ser muy tonto. Si las películas gores no os afectan, haced un ejercicio de democracia y verla porque además es distraída, un carrusel de sensaciones y situaciones de quien da más, tan divertido como olvidable y con una escena inicial brutal. Sin embargo al acabar ser conscientes, no compréis una fábrica abandonada y la adaptéis con la más alta tecnología para jugar a pruebas sádicas con algun ser humano, sino dirán que fue por culpa del cine.

1 comentario:

  1. Anónimo13:20

    Buenas a tod@s! No he podido leer todo el blog y aún y no ser un profesional del sector web te tengo que dar la enhorabuena. Quiero hacer un inciso en lo referente a AVATAR (ya que la he visto en 3D y es en la única que puedo opinar).
    Para empezar, comentar que me gusta mucho el cine, pero no soy tan cinéfilo ni mucho menos como nuestro compañero y amigo David. Es cierto que AVATAR carece de guión y que es previsible, es decir, ya se puede suponer el trama y más o menos como va avanzando la película, pero ya entras en el cine esperándolo y con esa idea, la verdad. Me encantó mucho como se inventó todos los paisajes, los personajes y lo caracterizado que estaba todo y llega un momento que el mundo 3D te mete de lleno dentro de la historia y realmente da la sensación que lo estás viviendo y que estás dentro de la piel del personaje. Simplemente, una obra maestra visual y espectacular.
    Referente al 3D, queria hacer un breve comentario. Yo fui al Diagonal Mar y te dan unas gafas a lo Woody Allen, que sí, se ve prefectamente, son higiénicas y tal y pascual, pero en los cines más actuales (lo digo pq fui a ver otra en 3D en el Magic de BDN) te dan unas gafas a lo esquiador valoradas en unos 60-70 €, en los que ganas mucha más profundidad 3D, gracias a su tecnologia, ya que incorpora un dispositivo Bluetooth conectada directamente a la pantalla del cine. Vamos, que mucho mejor que las gafas de pasta de usar y tirar (lo único malo es que no te las puedes llevar :P).
    Bueno, no me enrollo más, simplemente comentar que tengo ganas de que se estrene Alicia en el País de las Maravillas de nuestro querido Tim Burton... sólo pensar en la ambientación y la mano del Sr. Burton tiemblo (y a ver qué tal lo hace el camaleónico Jonhy Depp).
    Un fuerte abrazo!

    ALBERTO

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