jueves, 21 de octubre de 2010

Crónica resumen Sitges 2010

Pues bien, casi una semana después de finalizar el festival y tras un merecido descanso, me veo en condiciones de escribir esta crónica. Al inicio del festival, expliqué que cada día haría una breve crónica y al final, una exhaustiva crítica de las películas vistas durante los 10 días del festival (que han sido 40 exactas), sin embargo, los que habéis seguido las crónicas, ya sabréis que la brevedad, no es el adjetivo más adecuado para definirlas. Así que, probablemente, esta crónica, no tiene razón de ser sin repetirse, por lo que he decidido que sea un resumen de lo que ya dijimos en su momento, quizás de más fácil manejo para ver mi opinión de las películas vistas. Ordenaré las películas según las puntué en su día, de 5 a 1, y hablaré ya muy brevemente de ellas. Para más información sobre las mismas, deberéis consultar las crónicas diarias en este mismo blog. Bien, pues empecemos.

Mis cincos

Obviamente la arrolladora Metrópolis, el clásico mudo de Fritz Lang, una de las mejores películas de la historia del cine, que se exhibió con una nueva copia con más de veinte minutos de imágenes encontradas y restauradas. Un verdadero placer para cinéfilos. También pudimos ver una copia con metraje extra de El Resplandor, otra joya, a la que quizás el tiempo no trata tan bien, pero que brilló con luz propia, primero en el cartel y luego en la proyección del Auditori en Sitges. A parte de estos dos clásicos, solo dos películas merecieron mis cincos. La primera Catfish, un espléndido documental que empieza de forma muy particular, casi anecdótica, para acabar siendo un estudio de las formas de vida de la sociedad actual, sus mentiras, sus tristezas y sus usos enfermizos de las nuevas tecnologías. Una película que demuestra que cualquiera con talento puede hacer cine y que según mi modesta opinión, es lo mejor visto en el festival. Mucho más compleja y menos popular es Unclee Bonmme who can recall his pasts lives, la última película del tailandés Apichatpong Weerasethakul, un film muy independiente y muy experimental, estéticamente y temáticamente muy ajeno al cine que vemos habitualmente, que causó enormes deserciones por aburrimiento en el Auditori, pero que yo reivindico para los seguidores del director tailandés o ávidos de nuevos lenguajes cinematográficos. Una película extraña, bella, conceptual y espiritual, en que los mundos de vivos y muertos conviven, se funden y se desvanecen en una vaporosa unidad. Un genio apto para pocos.

Mis cuatros

Bedevilled es una película coreana, mitad drama rural, mitad slasher, que pese a sus excesos (aunque hablar de cine coreano es hablar de excesos) divierte, fascina y desconcierta, siendo una propuesta interesante, apetecible y renovadora. La película revelación del festival, es decir de las que menos esperaba y que me sorprendió muy gratamente fue Insidious, un divertimento de estética ochentera cruce de cine de terror, intriga y familiar, que se disfruta con tanta intensidad como se olvida. Brillantemente dirigida por James Wan (director del primer Saw), la película depara bastantes sustos, emoción y no demasiadas pretensiones. Un soplo de aire fresco. Otro gran título fue la hilarante The red chapel, un documental denuncia en tono de comedia, sobre unos cómicos que consiguen colarse en Corea del Norte y ver el régimen desde dentro. Aunque quizás la película no pueda acabar de mostrar demasiado, es absolutamente necesaria. La mexicana Somos lo que hay, también fue una grata sorpresa. Film duro, sucio, crítico con su país, elíptico y malsano, pasó injustamente desapercibido en una Sección Oficial, que dejó mucho que desear. Quizás, la única película destacable de esta sección, a parte de la citada sea The Last exorcism, un sobrio film en formato falso documental que critica los fundamentalismos religiosos al tiempo que narra una presunta posesión que produce tanto miedo como tristeza. Una propuesta de cine de terror serio, bien realizada, brillantemente interpretada y que destila mucho realismo, pese a la estúpida inclusión de una banda sonora. Lo más importante de la vida es no haber muerto es una original película española, de estética muy cuidada, que utiliza nuevos argumentos para acabar narrando una historia de soledades, decepciones ante el transcurrir de la vida y secretos no compartidos, que es claramente recomendable y que demuestra la existencia de un cine español al margen de la industria, talentoso y que dará de que hablar en los próximos años. Finalmente, entre mis cuatros incluí la película Possessed, un extraño, perturbador e inquietante thriller de terror coreano, tan fascinante como indescrifable y que me provocó algunos de los momentos de más mal rollo del festival.

Mis tres

Pues muchos, ya que el tono del festival fue pasable en general. Visto en la distancia hay títulos con un tres que merecen más atención que otros. Es el caso de la clausura, Mother's day, un thriller violento, muy bien dirigido e interpretado, que va in-crescendo durante la película y que no deja tregua, ni segundo de aburrimiento al espectador. También vale la pena Thirteen assassins, el nuevo film, muy contenido, de Takashi Miike, una clásica historia de venganza samurai dirigida con gran virtuosismo técnico y cargado de bellas, contemplativas o enérgicas secuencias. Muy divertido fue también el documental The people vs George Lucas, donde vemos la repercusión de un fenómeno como Star Wars en los fans de todo el mundo, en que caben las opiniones y revisiones del clásico más alocadas y freaks, pero también las más serenas y serias. Realmente curiosa. También de tres alto es el nuevo ejercicio estilístico de Zhang Yimou A woman, a gun and a noodle shop, un divertimento en que su director explica una historia en que mezcla humor, ópera china y thriller americano, tan marciano como bien rodado y con una fotografía realmente espectacular. Finalmente dentro de este grupo de tres redimensionado, cabe incluir el emotivo y completo documental sobre Paul Naschy, El hombre que vió llorar a Frankenstein.
Dentro de los treses menos reivindicables está la coreana The housemaid, remake de un film de los 60 del mismo título, película tan bien dirigida e interpretada como vacua y que desconcierta por su indefinición genérica. También  bien dirigida, pero muy olvidable es Vanishing on 7th street, una película a la que falta tensión, que por momentos adormece, pero que acaba siendo rescatada por un brillante final. La película de gore asiática Dream home, no pasará a la historia, pero divierte, da gore como promete y al igual que en una película porno, el guión es un poco lo de menos. Un tanto fallida, aunque interesante, me resultó la producción europea Everything will be fine, sobre los laberintos enfermizos en que recae una mente en plena creatividad, tras un fuerte trauma no superado. Al final, la pelícual se complica en exceso y no resulta demasiado convincente. Monga, especialmente recomendada por Ángel Sala es cine de bandas juveniles y gángsters de Taiwan, con buena factura, pero muy larga y un tanto vulgar, si la comparamos con el género de gángsters a que tan bien acostumbrados nos tiene el cine y las series americanas. Finalmente en esta lista incluí dos películas de anime, la aburrida Welcome to the space show, pastiche de otras propuestas de dibujos vistas en los últimos años, visualmente brillante, pero argumentalmente vacía y Colorful, delirio pseudo filosófico-intelectual-trascendental apreciable, de trazo sencillo y grato recuerdo, pero algo larga y algo aburrida en su momento.

Mis dos

Demasiadas películas merecieron mis doses. La producción catalana Herois, film en que funciona la  parte nostalgica y cómica en que muestra el verano de unos chavales en los 80, pero que se hunde en el fragmento que muestra a estos jóvenes en la actualidad y que echa para atrás con sus grandes dosis de almíbar. Detective Dee and the mistery of phanton flame, la intriga de acción rocambolesca de Tsui Hark, está demasiado pasada de vueltas y sus efectos muy digitales, son tan exagerados que en vez de ensalzar, hacen risible el resultado. Puse un dos a A serbian film, aunque no sé si lo merece, ya que fundamenta su éxito en escandalizar y lo hace con temas moralmente inadmisibles con los que escanadalizar no es difícil. Pese a una primera parte aceptable y de mal rollo, la película degenera en basura enfermiza. Sin embargo logró su objetivo, que se hablara de ella. L'autre monde, película francesa que trata el tema de los avatares de los juegos informáticos y su repercusión en el mundo real, defallece y mucho en su tramo final, tras un metraje interesante. Miyoko, vida de un escritor de cómic de los 70 y su musa, pretende ser artística y es un aburrimiento en que tan solo, algunas secuencias pueden ser rescatadas del olvido. Outrage, lo nuevo de Kitano, es quizás su película más vulgar, una sucesión de asesinatos y venganzas yakuzas, que algunos defienden como sobria y sin concesiones morales a su violencia, pero que a mi se me antoja vacía y muy decepcionante, viniendo de quien viene. Lo mismo ocurre con The Ward, un guión muy malo en el que Carpenter intenta poner clasicismo y cinefilia, pero que es muy floja por ser del creador de Halloween. Stake land es un entretenimiento apocalíptico-vampírico, remezcla de muchas otras películas más o menos distraído y muy olvidable. In the woods una paja mental de arte y ensayo con alguna imagen cautivadora, pero que se pierde en su conjunto, pretendidamente artístico y trascendente y que acaba por descubrirse porno gay barato. La casa muda es un ejercicio de estilo, rodado en plano secuencia con la función de video de una cámara de fotos, tan aburrido como simpático,con una secuencia brillante y un final tan tramposo, que tira lo poco bueno que tenía por la borda. Chatroom, es una fallida película inglesa de Nakata sobre adolescentes estúpidos, sus problemas y sus adicciones virtuales y terrenales, que no interesa a nadie y que se salva por su atrevimiento formal y Los ojos de Julia, que inauguró Sitges, es una impecable película a nivel técnico, que narra una historia bien dirigida pero del todo increíble, en algunos casos risible y cercana al melodrama almodovariano (pero sin el talento del maestro) en otros, lo que la hace caer del lado del fracaso.

Los unos

Pues cinco joyas para finalizar, Les nuits rouges du bourreau de jade, un despropósito que pretende ser un homenaje al cine de Hong Kong y que pese a alguna secuencia visualmente espectacular se pierde en un guión imposible hasta producir un aburrimiento brutal, Kosmos, una película turca que no hay por donde pillar, Super Metal Beauty, la basura que vi en el Brigadoon y las dos joyas de la corona, La posesión de Emma Evans y sobretodo La sombra prohibida, dos películas con las que me despaché a gusto en las crónicas diarias y de las que no voy a hacer más carnicería.

Pues ahora sí damos por finalizado el festival de Sitges, al que casi nos hemos dedicado por completo en este blog desde principios de septiembre. Dejemoslo dormir unos meses...

2 comentarios:

  1. Miroso23:19

    Más que interesante epílogo!

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  2. SantaSangre14:02

    Gracias por el fin de fiesta!!!! :)

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