miércoles, 29 de abril de 2015

Crónica del D'A (Primeros títulos)

Después de la grata sensación que nos causó la inauguración del D'A con su Saint Laurent de Bertrand Bonello, la maratón de títulos acumulados durante estos días siguen dejándonos un buen sabor de boca en su conjunto. A continuación, las diez películas vistas los cuatro días posteriores a la inauguración, brevemente reseñadas y valoradas, ordenadas de la que más a la que menos me ha gustado.

A misteriosa morte de Pérola es una película brasileña en co-producción con Francia que desde la sinopsis del D'A se nos vendía como una extraña mezcla entre Lynch, Oliveira, Haneke e incluso Polanski. Aunque suelo renegar y sospechar de las comparaciones que se suelen hacer de multitud de películas con el maestro Lynch he de confesar que, en este caso, la escandalosa mezcla de Lynch y Oliveira que intentaba vendernos el D'A no pudo más que colmarme de curiosidad. Y me acerqué a verla sin sospechar que a día de hoy, en el ecuador del festival, tras Saint Laurent es la película que más me ha gustado del mismo. 
En poco más de una hora, en casi un único espacio y con tres actores, la película es capaz de sumergirnos en una pesadilla doméstica y minimalista en que empezamos temiendo los ruidos y las sombras que nos inquietan en la soledad de una casa, para terminar en un bucle de muerte y maldición, muy parecido al de algunas películas asiáticas dónde la maldad proviene de un espacio en que se ha quedado estancada. Con un uso impecable de los sonidos, de las sombras, de los miedos íntimos, con una trama que empieza muy concreta y minimalista y se va abstrayendo hacia el terror puro y paranoico, A misteriosa morte de Pérola es la película que me encantaría descubrir para programar en un festival; pequeña, radical, que generará pasiones y deserciones. En mi opinión una cinta que logra resultados muy inquietantes con muy poco, una pesadilla rotunda que sí, por una vez es cierto que se acerca a Lynch. Y también a Oliveira. Un sorpresón.

Güeros es una cinta mexicana que ya venía precedida de excelentes críticas y del premio a mejor película latinoamericana en el pasado festival de San Sebastián. Y realmente merece la pena. La película nos cuenta la historia de un par de amigos, Sombra y Santos y de como cambian sus vidas cuando el hermano menor del primero, Tomás, se traslada a vivir con ellos. Los primeros minutos de la película, con los dos amigos encerrados en la casa sin luz eléctrica y perdiendo el tiempo en estupideces sumidos en una especie de crisis existencial y generacional nos recuerda inevitablemente a los Extraños en el paraíso de Jim Jarmusch. La desidia y la vagancia de los personajes no tienen límites. Pero el recién llegado, el hermano pequeño, Tomás, revolucionará su apagada vida y con la excusa de ir a buscar a un cantante moribundo que formaba parte de la niñez de ambos hermanos, ya que era un ídolo para su padre, emprenden un viaje sin destino concreto y la película se transforma en una road movie en que no solo empezamos a ver que en realidad sus vidas están en ebullición y a punto de explotar si no que además, también podemos observar como la vida del propio país está en ebullición. Vida por los cuatro costados que fluye y se topa con ellos, un poco como sucedía en otro título mexicano mítico, Y tu mamá también. Las manifestaciones estudiantiles y el personaje femenino se cruzarán en su camino y la película mezclará dosis de humor, con otras de amor y esperanzas y desesperanzas, todo muy fresco, muy entrañable y rodado en un espléndido blanco y negro que aún llena más el film de una extraña poesía, de un melancólico estado de ánimo. 

También muy recomendado venía el último documental del polémico Ulrich Seidl, In the basement, un acercamiento a un conjunto de personas particulares y los secretos que esconden en sus sótanos. Seidl elige un conjunto de personajes que destacan por extremos varios, los encuadra con música de fondo, con un hieratismo que por su absurdidad ya produce cierto regocijo en el espectador para a continuación, rodarlos realizando sus obsesiones. Así vemos un cantante de ópera frustrado, un coleccionista de objetos y temática nazi con un verdadero museo en su sótano, una pareja que practica el sado o una extraña relación entre una prostituta y su cliente. Seidl toma partido y se burla de sus propios personajes por lo que la cinta es una comedia cachonda y delirante que comienza de forma algo remilgada pero que va cogiendo carrerilla y dejándose ir hasta terminar por mostrarnos escenas de alto voltaje sexual y declaraciones alucinantes y surreales. Uno termina por reírse del conjunto de freaks y de la forma que el director tiene de presentárnoslos. Ulrich Seidl se pone cachondo y nos divierte. Y los sótanos austriacos pasan a formar parte de nuestro imaginario. Y el humor no consigue que olvidemos lo inquietantes que resultan.

Les combattants es una extraña comedia romántica francesa, que juega con el drama de supervivencia y el cine de catástrofes de forma algo circunstancial, pero que no deja de ser una historia de descubrimiento personal en el paso de la adolescencia a la edad adulta.  Lo que diferencia ese descubrimiento personal es que, lo que en otras películas es una toma de distancia metafórica con la vida asentada y la casa familiar, aquí se convierte en un abandono en el plano real. La pareja protagonista se enrola en unas prácticas del ejército para finalmente, realizar por su cuenta y riesgo una auténtica práctica de supervivencia en en medio del bosque. Las emociones y los sentimientos van surgiendo entre ambos y sus filosofías de vida se van aclimatando a aquéllo que les va sucediendo y a lo que van sintiendo. Con un humor sutil y un guión trabajado, con un par de personajes bien construidos y con un inevitable halo existencial, tanto en loq ue representa a lo generacional como a lo humano, Les combattants divierte y sorprende en su originalidad aunque quizás termina por faltarle un poco de garra. 

They have escaped es una extraña y atmosférica cinta finlandesa que ha causado muy variadas opiniones tras sus dos pases en el festival. En primer lugar y como a punto a su favor, cabe decir que la trama de la película se va por caminos no previstos y logra crear un cierto desconcierto en el espectador, lo que en los tiempos que corren no es poco. Por otro lado también es cierto que algunos de los movimientos de la película parecen fruto del capricho y esa sensación anárquica de narrar según apetece, la hace parecer en muchas otras ocasiones una cinta fallida. La historia de huida de un par de jóvenes de un centro de salud mental hacia ningún lugar termina por convertirse en un extraño viaje hacia el centro de la crueldad y la paranoia. Como un pastiche de cuentos de los hermanos Grimm pasando por momentos lisérgicos y por acercamientos al terror puro y duro, They have escaped es una fuente de sensaciones, con impactantes imágenes y delirio argumental que quizás no sea para nada redonda pero que no deja de ser una muy estimulante película de un prometedor director capaz de crear no solo imágenes sino también sensaciones. 

Young Ones es una cinta de ciencia ficción distópica situada en un futuro cercano en dónde el agua escasea y se ha convertido en negocio y fuente de poder. Una familia asolada por la sequía malvive trapicheando como puede sin lograr que el agua riegue su terreno. Pero todo cambiará con la irrupción de un robot que debe ayudarles en sus negocios y de un joven, enamorado de la hija de la familia, que querrá sacar partido del robot. Así pues Young Ones, traslada la impecable aridez de su fotografía a los caracteres de sus personajes y termina por explicarnos una historia de dolor y venganza, de secretos que duelen y de supervivencia. En este punto es donde la película emerge con más fuerza, aunque para llegar a justificar los actos que producirán el dolor y la venganza, la película tenga que recurrir a algunos trucos argumentales de credibilidad más que dudosa que lastran el resultado final de la historia. 

Gustó bastante la cinta argentina El incendio, aunque yo le encontré algunas pegas casi irremontables. Narra la historia de una pareja que en principio se nos presenta como normal, que se quiere, que debe ir a cerrar la compra de un piso. Pero un problema ajeno a su voluntad les obliga a aplazar la compra de la casa hasta el día siguiente. Ello hará que en las 24 horas restantes la histeria se apodere de la joven pareja y surjan rencillas que terminarán por poner en tela de juicio su futuro. El problema en mi caso es que esa escalada de rencor entre los dos protagonistas me resulta demasiado exagerada desde el principio, demasiado forzada, demasiado repentina y me cuesta de creerla. Además los dos personajes me resultan muy extremos y antipáticos y las esforzadas actuaciones tampoco me ayudan a darles plena credibilidad. Un tramo final en que la película se pone extremadamente violenta sí que logra atraparme, en un in crescendo contagioso y rotundo que llegados a la situación en la que estábamos, por fin me parece creíble. Siempre hay lugar para la explosión, la de verdad, sin tonterías. Y entonces, el final previsible, vuelve a sacarme de una cinta que no termina de comulgar conmigo. 

El hombre congelado es un documental uruguayo sobre un grupo de hombres que trabajan en un barco y que van destino a la Antártida. El detallismo de sus quehaceres diarios en el interior del barco ocupa los primeros minutos del metraje. Solo algunos paisajes exteriores nos sacan de la rutina de los trabajadores del barco. Pero una vez salimos de alta mar y vamos llegando al hielo, el exterior cobra fuerza y algunas de las actividades de los trabajadores se trasladan fuera del opresivo barco. Entonces vemos hermosos paisajes y un par de escenas de un cierto impacto. Y sigue el detallismo de los quehaceres de los trabajadores, pero se respira. El último tramo son un conjunto de estampas de la Antártida. Los humanos han desaparecido y el viento sopla con contundencia y el frío casi traspasa la pantalla. Todo se abstrae y esas estampas inconexas no parecen tener sentido con el realismo documental postulado hasta entonces. Pero hay cierta inquietud, colmada en una postal final en que se ven huellas de hombre desaparecer en la inmensidad del frío. El hombre congelado del título, probablemente. Tiene cositas pero requiere una enorme paciencia. 

Solo un par de suspensos de los once títulos que he visto hasta fecha. Uno de ellos la única cinta japonesa del festival La la la at the rock bottom. Una comedia romántica y musical con gángster amnésico y tópicos por doquier además de una sosez inusual. La mezcla de géneros no funciona para nada, ya que todos ellos quedan muy diluidos y pierden cualquier efectividad. La pareja protagonista no tiene química, la parte musical quizás no esté mal pero es demasiado reiterativa, la violencia y la locura de algunas de estas producciones está muy atenuada y la ligereza del argumento es tanta que en vez de estar cargada de encanto se diluye en la nada. Siendo sincero y con la cantidad de películas japonesas que podrían resultar apetecibles, La la la at the rock bottom me parece la decisión más sorprendente por parte del festival. Supongo que quisieron poner un poco de todo...

Y finalmente, ¿qué sería de un festival sin aquella película a la que has cogido manía y te cae mal y tienes ganas de destrozar? Pues ésa película es la argentina La princesa de Francia. Un pedante juego metalingüístico entre teatro y realidad, mezclando ambos mundos en busca de un solo texto, con repeticiones, con vaivenes en el tiempo, con verborrea cansina y actuaciones mediocres que la verdad, me hicieron desconectar bien pronto. Y en su narrativa caprichosa y confusa colmó mi paciencia, más cuándo lo que se explicaba era un juego de infidelidades sin ningún interés especial. Es obvio que el interés que busca Matías Piñeiro es el de la quebrada narración más que el insulso argumento. Si te sientes fascinado por ella, quizás puedas estar muy interesado en la película. Si no poco queda en el film. Al final, de forma algo menos pop me recuerda a algunos de los guiones de Hong Sang-soo, pero sin gracia, requiriendo una complicidad por parte del espectador para la que el director da muy pocos argumentos. 

domingo, 26 de abril de 2015

Crónica del D'A 2015. Inauguración, Saint Laurent


Entre el 24 de abril  y el 3 de mayo se celebra en Barcelona el festival D'A, Festival Internacional de Cine de Autor de Barcelona, que llega ya a su quinta edición, más consolidado que nunca. Tras Americana o Mecal, el D'A sigue colmando la oferta cinematográfica de una ciudad que no se puede quejar de ello, ya que casi cada mes tiene un festival o un evento que hace que los cinéfilos estemos ocupados. 

La película encargada de inaugurar esta quinta edición ha sido Saint Laurent, del director francés Bertrand Bonello, director a quien el D'A dedica una retrospectiva completa, incluidos sus varios cortometrajes. De los seis largometrajes de ficción que Bonello ha realizado hasta la fecha he podido ver hasta cuatro. Y si algo tienen en común todos ellos es su forma de narrar algo dispersa, caprichosa, sus personajes atormentados y alejados de la cánones que marca la sociedad y sus escenas arriesgadas que buscan el morbo o el escándalo como marca de autoría. En Le pornographe, su segunda película, el personaje outsider es un director de cine porno que se siente artista y que vive con cierta vergüenza su trabajo. El escándalo viene dado por atreverse a incluir una escena de porno explícito y en este caso, la dispersión narrativa juega en su contra pues la película termina por no ir a ninguna parte. Su siguiente película, Tiresia, nos habla del secuestro de un transexual, con una primera mitad muy enfermiza en la que los personajes atormentados son tanto el transexual como su secuestrador. Con un aire malsano, sin escatimar detalles del físico del transexual, ni tan solo cuando el secuestro le obliga a prescindir de su medicación y su feminidad se va diluyendo, la cinta da un vuelco narrativo en su segunda mitad y su paranoia, juega de nuevo en su contra llevando hacia la mediocridad lo que hasta entonces estaba siendo una película muy contundente. Antes de la inauguración que hoy nos ocupa Bonello realizó su película más valorada hasta la fecha, L'Apollonide, aquí hay un rasgo novedoso respecto a su cine anterior y es un gusto por la elegancia y la soberbia estética, que se repetirá en Saint Laurent. Por lo demás, los personajes atormentados y al margen de la sociedad pasan a ser un grupo de prostitutas, el escándalo viene dado por diversas escenas desagradables relacionadas con el sexo o la violencia y la dispersión narrativa, más comedida que en las anteriores películas, la sabe controlar mucho mejor y logra que se convierta en un clima, un estado anímico que mece la película y nuestra percepción de la misma. 
Así llegamos a Saint Laurent. En mi opinión su mejor película ya que la exquisitez de la forma que ya logró en su anterior film se une en este caso a una historia de marginalidad y tristeza existencial, a mi parecer, mucho menos impostada. Yves Saint Laurent pasa a ser aquí el personaje que pese a tenerlo todo, fama, dinero, talento, se siente vacío y desencajado de una sociedad que por otro lado le mima cuánto puede. El escándalo está muy atenuado. Hay un par de escenas algo subidas de tono pero nada capaz de molestar a mentes no demasiado mojigatas. La dispersión narrativa, el capricho, la ruptura con la biografía ordenada y convencional es una de las marcas autorales de la película. Pero de nuevo el recurso juega a su favor pues la película logra ir creando un poso de tristeza que va mucho más allá del detalle argumental concreto que se nos está explicando. Así pues Saint Laurent nos va mostrando la vida del artista y del hombre a retazos, con especial atención a los detalles, a los bocetos, a la moda, a los desfiles. Con especial atención a su tendencia a la depresión. Y retrata una época y una forma de ser y de vivir al límite y el arte que surge entre los diversos naufragios personales y sociales, entre las muertes que siempre escenifican los excesos. 
Con un metraje algo excesivo como único punto en contra, lo que otorga a la cinta ciertos altibajos en su desarrollo, Saint Laurent tiene en su favor, además de ese poso de tristeza citada y esa estética apabullante, ciertos momentos excelsos que la elevan a una película de notable alto. Los minutos finales mezclando tiempos, resultados y consecuencias de la vida y los allegados de Yves Saint Laurent es sobresaliente. La fiesta gay o el primer encuentro entre Jacques y Yves son altamente adictivas y esa demostración final terrible de que nuestro protagonista está vivo con la mirada vidriosa es acongojante.
Saint Laurent nos narra un biopic de forma muy poco convencional. Se intenta acercar al detalle y a la esencia y alarga ambos hasta formar un todo que es más de sensaciones que de certezas biográficas. Bertrand Bonello navega por turbulencias y termina en un mar abierto, reposado, calmado pero infinito. De horizontes inciertos que nos quedan demasiado grandes. Maravillosa.

Un par de videos. El encuentro citado entre Yves y Jaques, todo muy pop y el trailer de la película. No os la perdáis.