miércoles, 25 de agosto de 2010

Muere Satoshi Kon

Hoy es un día triste, ya que me despierto con la trágica e inesperada noticia de la muerte por cáncer de pancreas de uno de los grandes directores del anime japonés Satoshi Kon. La noticia, es más triste aún si tenemos en cuenta que Kon, que no llegaba a los 50, tenía aún mucho por ofrecer empezando por The draming machine, película en la que estaba trabajando y no ha podido completar. Kon ha dirigido tan solo 4 largometrajes y todos ellos son clásicos del anime: Perfect blue (1998), Millenium Actress (2001), Tokyo Godfathers (2003) y Paprika (2006), además de dirigir el primer episodio y escribir los 12 restantes de la serie  Paranoia Agent (2004). Kon solía realizar películas muy arriesgadas en que mezclaba los mundos reales, con los mundos virtuales o los mundos de los sueños. Cercano en intenciones a directores de la talla de David Lynch, sus películas, según mi opinión un tanto irregulares las dos primeras, para luego crear la bella Tokyo Godfathers y la sublime Paprika, son islas dentro del anime japonés y se quedarán como tales tras la muerte del maestro. Referente actual de las nuevas generaciones de animadores y trascendiendo el campo de la animación (el creador de Origen, Christopher Nolan confiesa entre sus influencias más potentes Paprika), Satohi Kon no era tan solo uno de los grandes del anime, sino uno de los directores más interesantes de CINE de la actualidad. Su pérdida nos deja hoy, un poco más huérfanos de talento en el mundo. Tan solo nos queda rendirle homenaje y siendo su filmografía tan breve, quizás deberíamos descubrirla o revisarla por completo.

lunes, 9 de agosto de 2010

La cartelera en verano

A continuación y durante los próximos días, a la espera de que lleguen nuevas noticias sobre el festival de Sitges y de que por fin termine con la última entrega de ese proyecto mastodóntico que son las 125 películas imprescindibles de la década pasada, voy a ir aconsejando algunas películas que vale la pena ver de la cartelera veraniega, que usualmente es poco estimulante, pero que siempre ofrece algunas propuestas abierta y publicitadamente interesantes y algunas otras más ocultas, pero que merecen dos horas de nuestro tiempo. 

Películas que valen la pena de la cartelera de verano (3)

Entre nosotros, es una película alemana dirigida por Maren Ade, que triunfó en el pasado festival de Berlín alzándose con el Gran Premio del jurado y el Oso de plata a la mejor actriz para Birgit Minichmayr, que está realmente espléndida. La segunda película de esta prometedora directora, trata sobre la relación de una pareja y los problemas que surgen entre ellos a partir de unas vacaciones a Italia. Dirigida con sigilo, con brillantes diálogos, unas interpretaciones cargadas de naturalidad y unos silencios espléndidos, la película, que es irregular, se intenta acercar al cine de Bergman o de Antonioni lográndolo solo en parte, pero con suficientes atractivos como para que su visionado sea cuanto menos, interesante.


La última película de los hermanos Dardenne, se estrena en estos días con más de un año de retraso. Tras El hijo y El niño, los directores belgas tienen toda nuestra fe ciega en cualquier cosa que hagan y con El silencio de Lorna, que además ganó al mejor guión de Cannes del año pasado, había mucha espectativa, ya que se anunciaba que estábamos ante un cambio de registro. La verdad es que la película es buena y funciona en sus tres cuartas partes iniciales para llevarnos a una cuarta parte final que admitirá opiniones, pero que a mí, pese a entender el estado anímico de la protagonista, no acaba de convencerme. Por otra parte prefiero el estilo agresivo y sucio, cámara en mano y siguiendo nucas de sus anteriores trabajos, pero quizás, esta película sea mejor para los no iniciados en el cine de estos dos hermanos belgas, que ya son historia del cine reciente.


Más comercial aunque de interés significativo Splice, la nueva película de Vincenzo Natali, autor de la superlativa Cube y la brillante Cypher,  nos lleva en este caso a una película mucho más convencional, una de ciencia ficción casi de serie B, aunque con dos buenos actores y brillantes efectos digitales. La creación de una vida de laboratorio y sus consecuencias, nos remite directamente a Frankenstein, aunque la película moderniza el monstruo de Mary Shelley y lo reescribe para el público de hoy en día. Splice es una película muy bien hecha, distraída, de un director de quien se espera alguna cosa más, pero que se mantiene fiel a un cine de ideas, elegante, que coquetea con la comercialidad, sin dejar por ello, de prestar atención a la historia que cuenta.

Toy Story 3, la nueva y brillante película de Pixar, no desmerece para nada a sus dos predecesoras e incluso contiene alguno de los mejores momentos de la trilogía. Precedido por el corto Día y noche, innovación y puro arte, Toy Story 3 nos habla del paso del tiempo y en este caso, el paso de la infancia a la adolescencia o juventud. El tema da suficiente juego como para crear algunos momentos dramáticos realmente emotivos, pero todo ello rodeado por un vendaval de diversión non stop, que recurre a tópicos de diversos géneros cinematográficos, desde la comedia al cine de acción, pasando por el género carcelario, el de gangsters e incluso el cine de terror y llevándolo al terreno de esos juguetes de animación casi realista, llevados por sentimientos tan básicos como universales, que divierten a todas las generaciones y a todos los críticos y cinéfilos que se acerquen a un cine. Pixar, una vez más, da en el clavo y contenta a niños de tres años y a críticos de Cahiers du  Cinema. Quizás eso sea algo tan fácil de decir, como difícil de lograr. Quizás solo los genios puedam lograr esta aceptación y este juego de diferentes lecturas a diferentes niveles. Seguro que Toy Story 3 estará entre las mejores películas del año. Para todo el mundo.