Cuatro mockumentaries de género

Hace unos meses, a raíz del estreno de The last exorcism, realicé un post sobre los mockumentaries en que me centré en el género fantástico y de terror y tocamos la radio (La guerra de los mundos de Welles) como precedente, la televisión y el cine. Los que en su momento os lo perdisteis, podéis recuperarlo aquí. Finalizaba el post con películas del género realizadas tras El proyecto de la bruja de Blair, pero algunas de ellas no las había visto, así que unos meses después voy a realizar un post, complementario de aquél, con la crítica de cuatro de las películas que entonces cité y que ahora sí he visto. Para que sea más auténtico he cogido una muestra de cada continente (menos África, en el que no creo que exista tal género la verdad). De Europa hablaremos de la noruega The troll hunter, de Asia, la japonesa Noroi, de América, la estadounidense The black door y de Oceanía, la australiana Lake mungo. En general todas ellas resultan interesantes y el nivel es bueno. Empecemos.

                     

The troll hunter (2010) de André Øvredal

Ambientada en el bello paisaje de los fiordos noruegos, la recomendable The troll hunter está más cercana a las monsters movies que al terror. Un grupo de jóvenes estudiantes deciden seguir y filmar a un sospechoso cazador de osos que parece no autorizado para dicha labor y que va por libre, despertando sospechas entre los otros cazadores. Pronto descubrirán que no son osos lo que el extraño cazador busca, pero para entonces su aventura ya no tendrá vuelta atrás. Rodada en unos exteriores maravillosos y con unos efectos especiales muy resultones, la película crea todo un mundo oculto, el de los trolls, y no se conforma con sacarlos a la luz, sino que los divide en varias especies, explica la forma de matar a cada una de ellas y crea un universo de la nada. El resultado es una película muy entretenida, con tres apariciones de trolls estelares y con una sub-trama conspiratoria no exenta de sentido del humor. Muy original y divertida, The troll hunter es un curioso entretenimiento que ni llega, ni pretende llegar a más que éso, y como tal, es 100% disfrutable.

                    

Noroi (La maldición) (2005) de Kôji Shiraishi

Noroi es una película brutalmente irregular que por momentos nos acerca al miedo y que en otros resulta un poco ridícula, característica que por otro lado es bastante típica en algunas producciones de terror asiáticas. Sin llegar ni de largo a películas como The Ring, Dark Water, The eye o New Blood, Noroi está muy por encima de la media de las cansinas producciones de terror asiáticas que intentan explotar sin talento el filón que crearon las películas citadas. La película sigue, cámara en mano, por supuesto, a un presentador japonés de temática paranormal que se ve envuelto en una historia compleja de maldiciones. La película se bifurca en piezas de rompecabezas que terminarán por unirse con sentido gracias a un guión conseguido, nos muestra momentos paranormales explotados por una televisión sensacionalista con bastante sentido del humor, otros en que realmente el terror nos crispa la nuca, gracias a la buena dirección y a algunos de sus protagonistas, sobretodo niños, claro, que sólo con permanecer serios delante de la cámara hielan la sangre y finalmente adolece de personajes ridículos en su exceso (el médium del papel de aluminio es infumable) y que hacen que el conjunto se resienta un poco. Para mi gusto, a ratos terrorífica y ampliamente recomendable.

   

The black door (2001) de Kit Wong

The black door en nuestra propuesta americana. En su favor hay que decir que es la más antigua de las que hoy vamos a hablar y que tenía la difícil tarea de intentar innovar en el subgénero después de la larga sombra de The blair witch project que en aquel momento parecía la película mockumentary definitiva a la que solo cabía copiar. La película consigue dar un nuevo aire al subgénero y tiene buenos momentos, aunque siempre se mueve muy al límite del ridículo. Muy bizarra y excesiva, rodada con desvergüenza, la película explica la historia de un estudiante que realiza su tesis y que descubre en unos vídeos antiguos un ritual satánico que le atormenta y le lleva a una espiral enfermiza. Con unas interpretaciones poco creíbles y un guión algo confuso, la película aguanta el tipo hasta la media hora final, francamente mala. Antes habíamos disfrutado, inteligentemente seccionado en varias dosis, de los fragmentos realmente buenos, la proyección del vídeo descubierto con el ritual satánico, sucio, granulado, que produce un mal rollo importante y además con otra secuencia en que el protagonista graba con una cámara doméstica su entrada a la casa en que se realizó el ritual, algo larga pero bastante terrorífica. Al terminar la película uno tiene la sensación de que es fallida pese a algunos buenos momentos aunque, para mí, disfrutable si se asume su mediocridad.

          

Lake Mungo (2008) de Joel Anderson

Desde Australia nos llega el que sin duda es el mejor de los mockumentaries que hoy comento. Si para algo pueden servir estos falsos documentales es para construir películas con muy poco presupuesto, pero con altas dosis de talento e imaginación. Lake mungo es un claro exponente de ello. Todo empieza con la muerte accidental por ahogo de una chica. Su familia empezará a sentir cosas raras en la casa en la que viven y pronto el espíritu (o no) de la chica empezará a aparecer en fotografías y oculta en gravaciones domésticas. Será solo la primera vuelta de tuerca de una película eléctrica, con múltiples giros de guión que no dejarán indiferente al espectador y que terminará por producir un rotundo terror minimalista. Con influencias claras de Twin peaks, ya que muestra una chica y un pueblo tranquilos, que claro, tras la muerte de ella empezará a desvelar sus oscuras capas, en un principio la película incluso podría ser un drama sobre la no aceptación de la pérdida de un ser querido por parte de una familia común, pero pronto se transforma en un film de terror de pequeños detalles y funciona incluso en su tramo final, cuando la trama tiende a un cierto desfase. La lógica y el minimalismo anterior se nos escapa de las manos y con ello, se escapa también nuestro terror irracional ante lo que intuimos y no entendemos. Una película para no dormir tranquilo, muy, pero que muy recomendable.