Si hay un género que durante los últimos años está cogiendo un prestigio que hasta ahora parecía negársele, es el género documental. Y no solo el prestigio es en los círculos cinéfilos más elitistas (que lo es), sino que también hay muchos documentales que se estrenan en cartelera y otros muchos que se exhiben en festivales, algunos especializados en documentales, otros que abren secciones especiales para este género o que los incluyen en sus secciones oficiales y otros, como recientemente el Festival de San Sebastián, que montan una muy interesante retrospectiva sobre el género documental de la última década ( los interesados podéis consultarla en :
Este renacer del cine documental se debe a varios motivos, quizás para empezar un cierto agotamiento de la ficción como motor para explicar historias que sí ofrece el documental, una auténtica revolución estilística y un alarde de imaginación de muchos directores (y muchos de prestigio) que han tocado el género en los últimos años, la posibilidad de realizar películas con mucho menos presupuesto o casi mínimo logrando resultados buenísimos (ver la reciente Catfish que demuestra que cualquiera puede hacer una película) y por último, cabe destacar que hay un cierto límite entre ficción y documental que se ha roto, creando películas híbridas, sumamente interesantes, que desconciertan, interesan, fascinan y crean preguntas y que quizás han creado un nuevo género aún sin nombre, que está ahora en pleno auge.
El motivo de este artículo es la convivencia en cartelera de dos documentales sobre dos artistas, que nos servirá como ejemplo para ilustrar un poco (vosotros, si queréis deberéis recorrer el camino del detalle a lo absoluto) las vías, tratamientos y posibilidades estílísticas adecuadas al tema tratado que ofrece el documental hoy en día.
Las dos películas en cuestión son How much does your building weigh Mr. Foster? (¿Cuánto pesa su edificio, Sr. Foster? y Exit Through the Gift Shop que se traduciría más o menos como Salida a través de la tienda de regalos. La primera, como por su propio título habréis sabido, nos acerca a la arquitectura de Norman Foster y la segunda al arte callejero de artistas varios, en especial de Banksy, que es quien la dirige. Si la primera película es interesante pero un tanto anodina, la segunda es realmente buena durante dos tercios de su metraje, aunque en el último tercio baja bastante y es más que recomendable para iniciados o no en el documental. Pero vayamos a las diferencias de tratamiento de cada documental (diferencias que empiezan a verse desde sus carteles).
En How much does your building weigh Mr. Foster?, el tema es un arquitecto consagrado y su obra. La vida y obra pues, de un creador de la que es una de las artes clásicas y quizás la más grandilocuente que existe. Foster se pasea por un documental casi hagiográfico hablando de sus méritos y de su vida casi desde una posición demiúrgica. Lo mismo hace la cámara, que recorre medio mundo para mostrar sus obras desde tomas aéreas, no como las vemos los seres humanos sino como las vería el mismo Dios, abusando de ralentís y de tomas pretenciosas que imitan en movimientos las formas de la arquitectura, intentando pues lograr una simbiosis entre la estructura tanto exterior como interior de la arquitectura y el dibujo que traza la cámara para presentarla. Por lo demás, es un documental de corte clásico, como merece la arquitectura, con entrevistas a arquitectos que admiran a Foster, entrevistas al propio Foster que repasa sus inicios, alguna desgracia familiar y su afán por superarse durante toda su vida, todo ello aderezado con alguna que otra metáfora entre imágen (el esquiador de fondo) y carácter tan obvia como efectiva. No hay nada malo en este documental. Sirve para descubrir la obra de Foster y partes de su vida desde la admiración y el clasicismo. Una película muy arquitéctónica.
Exit Through the Gift Shop, sin embargo, trata del arte callejero y utiliza la cámara de video digital para su realización. Banksy, su director, un cotizado artista urbano del que no se conoce su cara ni su identidad, monta una película que se mueve en los límites del documental y la ficción, ya que muestra realizaciones de artistas urbanos y las documenta, las da a conocer al público al igual que a los artistas, pero lo enmarca todo en una ficción de un personaje inventado. Rompiendo esquemas, con la intención de tomar el pelo al espectador, con un sentido del humor gamberro y realizando reflexiones sobre el arte y su mercantilismo, la película sigue pues tanto en todos estos conceptos, como en su realización digital, en muchos casos con cámara oculta, huyendo en otros de la justicia, la filosofía transgesora del arte urbano que representa. Una película pues, muy callejera.
Dos películas solo y una pequeña muestra, enmarcada en el arte, de las posibilidades que ofrece el cine para desarrollar un lenguaje propio, según el tema que trate cada documental.
Visión muy interesante! Oye, muy bien escrito. Saludos.
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