Tras inaugurar el viernes en el Hall del CCCB con una fiesta Haima con proyecciones, copas y la música del grupo Saravacalé, el sábado empezó el festival en sí, con las proyecciónes de su programa en sus distintas sedes. Nuestra intención no es hacer una crónica de lo visto cada día, como hicimos en Sitges, sino que quizás en ocasiones esperemos un par o tres días a engrosar el número de películas vistas (aquí lo tenemos que compaginar con nuestros trabajos) para hacer las críticas. En cualquier caso, como ayer vimos tres películas y una proyección de cortos, me parece suficiente para hacer la primera crónica.
Dos títulos de la Sección Oficial Ficción y uno de la Sección Oficial Documental, ya pudieron verse en el primer día de festival.
En el apartado ficción, la rumana Francesca, es una película sobre una bella mujer rumana y sus aspiraciones para viajar a Italia a conseguir un trabajo y una vida mejor. Aunque la película en su primer tramo trata temas como la inmigración y el racismo (parte por la que la película tuvo mucha polémica en la pasada edición de Venecia por los exabruptos de la derecha fascista), pronto gira hacia los problemas de la protagonista para prosperar en un entorno hostil y corrupto. La película, que inevitablemente recuerda a la última de los Dardenne, El silencio de Lorna, basa su efectividad en una interesante filosofía del fuera de campo y se excede en su estatismo, construyendo las imágenes a partir de largos planos secuencias y tomas fijas, que a mi parecer, no conjugan como recurso con la tensión que quiere trasmitir la película. Francesca no está mal y es una película apreciable, pero trata temas que ya hemos visto tratar mucho mejor con anterioridad y, a pesar de la sugerente interpretación de su protagonista femenina, se queda un poco en terreno de nadie.
La otra película de ficción vista ayer de la sección competitiva fue la brasileña Viajo porque preciso, volto porque te amo. La película se mueve entre la ficción y una especie de documental a modo de diario y es tan alternativa y arriesgada que por comparación, convierte el último título de Weerasethakul en un blockbuster veraniego. Especie de road movie subjetiva con largos planos de la carretera, de los cielos, las nubes, los paisajes y las puestas de sol, narra la voz en off de quien recorre estos lugares, un geólogo que ha sufrido un desamor y que recorre estos áridos paisajes para recopilar información para la construcción de un canal. Muchos tecnicismos geológicos para empezar, de un hombre que se encuentra lugares, gente, mujeres con las que practica sexo y finalmente a sí mismo y a su inevitable soledad como ser humano. Pese a un inicio difícil, he de reconocer que a mi la película me acabó seduciendo como lo que es, un poema literario y visual tan triste como vital, tan abstracto como universal.
La película La bocca del lupo, era el esperado documental que inauguraba la sección Oficial de no Ficción. Ganadora de muchísimos premios internacionales, la película narra la historia de amor entre dos seres marginales que han pasado años en la cárcel y que son outsiders de la sociedad, incluso en un lugar tan marginal como Génova. Con una extraña estructura que mezcla imágenes de archivo, entrevistas y secuencias que paraecen muy al límite del documental (es decir, que parecen guionizadas), la película funciona a la perfección a la hora de mostrar estos dos perdedores que se quieren a lo largo de los años, que se asumen como son y que se hacen el uno al otro la vida soportable y se queda, a mi modo de ver, a medio camino, en el pretencioso discurso del no-cambio subjetivo de la ciudad que sufre el protagonista al salir de la cárcel, una ciudad que para él se asemeja más a la que dejó antes de ir a prisión que en la que se ha convertido, así como en el propio retrato de la pobreza y la inmundicia de la ciudad, dibujado con trazo demasiado fino. Sin embargo, en general, la fuerza de los dos protagonistas y la belleza decadente de las imágenes, hacen de La bocca del lupo, una propuesta más que interesante.
Para terminar voy a hablar brevemente de los cortos que vi ayer, todos ellos de la sección oficicial, en lo que resultó una sesión bastante pobre. On ne mourra pas, es una ficción de denuncia sobre la situación dictatorial de Argelia en un relato sobre el terror que sufre la gente del pais, cargado de minimalismo local, que resulta tan sensacionalista como efectivo. Amanar Tamasheq es un tosco documental de denuncia sobre la situación de los tuaregs, que solo merece la pena por algunas imágenes de la cotidianedad de dicho pueblo. Triumph of the wild es una recargada y original película de animación que acaba resultando un experimento agotador. Cotonov Vanished es un fallido intento de adscribirse con ingenio a la incipiente moda de híbridos entre documental y ficción debido a la increíble anécdota que sirve de detonante a la historia, entre otras cosas. L'art délicat de la matraque es una recopilación de imágenes de polícias pegando a manifestantes con un interés menor a nada y finalmente, Un monde pour soi nos habla del aislamiento individual que supone vivir en ciertas urbanizaciones construídas a costa de cargarse el medio ambiente. La película critica un modelo de bienestar "chic" con unas bellas imágenes, pero con un discurso en exceso adoctrinador y cursi y un metraje a todas luces excesivo, que hace que la propuesta resulte mucho menos interesante de lo que prometía en un principio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario