domingo, 6 de febrero de 2011

Los estrenos de la cartelera y la película de la semana: The Fighter

Estrenos viernes 4 de febrero

 
Ni más ni menos que 10 estrenos se han producido esta semana y muchos de ellos de gran interés. Como por ejemplo Enredados, la nueva película de Disney que parece remitir a personajes y modelos pasados, pero a técnicas mucho más modernas en busca de su reafirmación como alternativa al insuperable universo Pixar. También merece interés, pese a las mediocres críticas recibidas, la española Primos, tercera película de un director tan interesante como Daniel Sánchez Arévalo que con esta película se pasa a la comedia, habrá que ver con que resulados. Al menos en Barcelona, se han estrenado en un cine el documental Quimio (que se ha proyectado estos días en el festival DocsBarcelona, del que colgaremos una breve crónica mañana), película polaca sobre un hospital con enfermos de cáncer y El punto rojo, una co-producción franco-alemana del 2008 sobre una estudiante japonesa que viaja a Alemania tras la memoria de sus padres, muertos allí en accidente de tráfico y de la que poco sabemos. Otros estrenos de la semana son Huevo y Leche, las dos primeras películas de la trilogía del director turco Semih Kaplanoglu, que se estrenan tras el estreno de Miel (la tercera) la semana pasada. De Leche, que he podido ver, hablaré a continuación y de Huevo, que pese a ser la primera de la trilogía es la última cronológicamente hablando, se espera más o menos lo mismo, cine contemplativo, minimalista, con muchas elipsis y espacios narrativos muertos, recomendable para el mismo tipo de público de las dos posteriores. La trampa del mal es una película de género con varias personas encerradas en un ascensor, con participación en el guión de  Shyamalan y que parece interesante, aunque la crítica coincide en su muy flojo final. La vida sublime, también española, puede ser el estreno de calidad exquisita de la semana, ya que es alabada por algunos de los críticos más intelectuales y ha visitado festivales de prestigo. Una película que seguro, no es para todos los gustos.
De entre los diez estrenos de esta semana, he visto tres.

Leche, como he dicho atrás es la segunda película de la trilogía turca de Kaplanoglu. Si Miel era contemplativa y de pocas explicaciones, Leche aún es mucho más radical y tras una primera parte en que vemos a un Yusuf adolescente, que vive con su madre viuda y le ayuda a vender leche mientras sueña con ser poeta, pasamos a una segunda parte en que los espacios narrativos se rompen, el argumento se desvanece y solo el espectador debe rellenar los  vacios de la película. Para mí, todo demasiado forzado e intentando tanto marcar un estilo, que  éste acaba imponiéndose a la historia, entorpeciéndola, logrando que nos desinteresemos por unos personajes que son solo un instrumento para el lucimiento autoral y que nos aburramos, en última instancia,  un poquito.





127 horas es la nueva película de Danny Boile (que hizo en su día Trainspotting y que luego se ha hecho un hueco en hollywood con aquella película tan opinable, cinéfila y moralmente, como Slumdog Millionaire) sobre un excursionista que tras sufrir un accidente, deberá enfrentarse a sus propios límites para lograr la supervivencia. Basada en una historia real, Boyle no se limita a rodar en un solo espacio (como hacia la mucho más valiente, radical y superior Buried), sino que intenta, mediante flashbacks mostrar las miserias y los sentimientos de un personaje que se debate entre la vida y la muerte. Además (y para mí éso es lo peor) rueda las alucinaciones del protagonista sin decirnos que lo son, logrando en ocasiones confundir absurdamente al espectador y creando un espectáculo de la nada innecesario. Pese a todo ello, la película, que está nominada al Óscar a mejor película, aunque es de las de relleno, se deja ver con agrado (y sufrimiento a veces) y su actor, James Franco, está espléndido. Nada más.



La película de la semana: The fighter


No tenía ninguna duda esta semana, en elegir como película más destacada The Fighter. Principalmente por estar dirigida por David O. Russell, del que se esperaba mucho tras Tres Reyes, pero que luego cayó en el olvido y que parecía que con esta película podía resurgir. Además, la temática pugilística, el reparto y la larga lista de nominaciones y premios (entre ellos el Oscar a mejor película) a los que aspira, hacían que la película fuese ganando enteros de expectación.

Si en Tres Reyes David O. Russell subvertía todos los tópicos del género bélico, en esta ocasión, realiza una película de boxeo made in Hollywood, con todos los tópicos, pero con todos los aciertos del mejor cine americano. Un boxeador con una familia problemática, con un hermano ex-boxeador adicto a las drogas, que reside en un barrio marginal y que tras retirarse sin futuro, tiene una oportunidad para volver y triunfar y de paso unir a la familia y reestablecer su orgullo. Una historia de deporte, esfuerzo, sacrificio y superación de las que tanto gustan a Hollywood y para la que David O. Russell toma como punto de partida una historia real, la del boxeador Micky Ward, para luego explicarla a su manera, dramatizando, inventando o suprimiendo hechos reales al antojo de la efectividad de la película. Así pues, si pretendemos ver un biopic serio y fiel al personaje real, ésta no es nuestra película, porque se nos engaña sistemáticamente (la escena de la mano y la policía es inventada, por ejemplo) y se manipula la carrera del boxeador (se suprimen y cambian combates en beneficio de la historia). Si no vamos al cine para ver la historia real de Micky Ward, sino una película bien rodada, emotiva, distraída y bien interpretada, entonces hemos acertado.

Mezclando drama, cine deportivo e incluso cine carcelario, el director sale airoso de su película menos personal, sobretodo apoyado por un reparto brillante, desde un solvente Mark Wahlberg, a un brillante Christian Bale (que casi logra que la película no sea sobre Micky Ward, sino sobre su personaje Dicky) y unas muy emotivas actuaciones de Melissa Leo y Amy Adams. El guión es sencillo, tópico a veces, pero preciso. La película nunca cae en punto muerto y entretiene de principio a fin. Es puro espectáculo. Los combates son más que correctos y David O. Russell demuestra su talento, aunque más al servicio de la histoiria que de su propio ego, como en sus anteriores películas. The Fighter no es para nada una obra maestra y no supera a Tres reyes y probablemente nos habremos olvidado de ella en pocos días, pero juega sus cartas a la perfección y proporciona dos horas de cine hollywoodiense total, dicho ésto sin ningún tipo de desprecio.


2 comentarios:

  1. Miroso22:05

    Hola, David. Estoy de acuerdo en la valoración de la película, e intento completar la parte inventada: - lo de la mano, sé que aprovechó su inactividad para operarse, pero era lesión deportiva, lo de la poli...; - entre el combate entre Sanchez y el combate de Londres, en realidad hubo 6 combates, entre ellos, un título del mundo de verdad, que perdió por cortes. Nadie consideraba a Neary campeón del mundo, la WBU era una organización de pega. la peli falsea su record, lo ponen con 7 derrotas contra Neary cuando ha habido dos adicionales; -en el combate que perdió antes de retirarse los 3 años, no había esa diferencia de peso (no había diferencia, de hecho). La diferencia de edad entre Dick y Micky es mucho mayor, como se ve al final. La traducción en el Icaria... una cosa es knock-OUT y otra knock-DOWN. Y no, Ecklund no tiró a Leonard legítimamente ni en coña.

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  2. Sandra12:13

    Es increíble como una película puede cambiar tanto la história de una persona para que llegue más a la gente por su emotividad... grácias Miroso.

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