miércoles, 7 de mayo de 2014

Crónica del D'A, Festival de Cinema d'Autor de Barcelona (1): Stray Dogs

Con un importante éxito de público y una organización ejemplar (el único pero, ese sistema de entradas que provocó algunos leves retrasos) terminó el domingo la cuarta edición del D'A, un festival que no hace faltar ya decir que está asentado y que es un referente cinéfilo de la ciudad de Barcelona. Más allá de los dos premios (que claro, no he visto, si no habría rota una racha brutal), el del público a Sobre la Marxa (cantado tras las entusiastas reacciones tras su proyección) y el de la crítica al nuevo talento a Mouton, he visto un total de 23 películas (alguna ya la había visto en algún otro certamen) con resultados, como no, variopintos, aunque el nivel general es casi notable y además, muy consecuente con el tipo del festival que representa. Sin más, vamos a ir repasando en los siguientes posts todos estos títulos vistos. Vamos a dividir la crónica en tres partes. La primera está dedicada exclusivamente a mi título favorito del festival, Stray dogs de Tsai Ming-liang. En la segunda aglutinaré los títulos que merecen la pena con críticas mucho más breves y en la tercera y última os hablaré muy por encima de todo aquéllo que para mi, personalmente, no merece demasiado la pena. 

Mi película favorita del D'A, tras estos días de reflexión con mucho diferencia, es la taiwanesa Stray Dogs, de uno de los directores más personales y brillantes de la filmografía mundial actual, Tsai Ming-liang. 
Antes que nada advertir, como muchos ya sabréis, que es una película que siembra la discordia por allí por donde pasa, cosechando más aversiones extremas que elogios convencidos. Y, ¿por qué? Pues es muy sencillo de explicar. Gran parte del mundo, y el cinéfilo es un reflejo más del mundo en el que vivimos, no está preparado para detenerse, por completo, y observar. Tsai Ming-liang no solo rueda con la lentitud contemplativa a la que nos tiene acostumbrados, si no que en esta ocasión, incluso detiene el tiempo y además fragmenta la narración en pasajes que no tienen porque estar ordenados cronológicamente o no tienen porque ocurrir siempre en el plano de lo real. Y por lo tanto el visionado es por un lado exigente para con el espectador y por otro el espectador debe comulgar con esa no narración que más allá de la historia busca y logra captar la esencia. Los que no comulgan con dicha narración, están en su derecho. Los que digan que la película es totalmente vacua mienten, o adrede o eclipsados por su propio tedio.

Vamos a analizar con cierta brevedad, aunque con algo más de profundidad a lo que este blog, sin duda más pop, os tiene acostumbrados, tres de los aciertos por los que considero que Stray dogs brilla y me convence.




Primero, porque a partir de planos secuencia, algunos muy largos y casi siempre con la cámara fija, Tsai Ming-liang nos muestra un mundo desolador y deshumanizado que se ha girado a las personas que lo habitan. Una película muy necesaria en estos tiempos de crisis, pobreza y dificultades económicas que golpean a muchos de los habitantes del planeta. Una cosa es obvia en el argumento de la película y no admite interpretación. El personaje protagonista masculino, malvive ejerciendo su trabajo de hombre anuncio, expuesto a las inclemencias de un tiempo hostil. Su sueldo da para poco. Vivir con sus hijos ocupando algún espacio, comer en la calle, lavarse en lavabos públicos. Todo ello le genera un enorme dolor, una tristeza infinita, como se ve en la acongojante secuencia, larguísima, en que canta y llora desconsoladamente ante la cámara mientras sostiene su anuncio. Pocas veces se ha captado de forma tan certera y cruel el dolor infinito de una persona con sus circunstancias. 




Segundo,como suele ocurrir en todas las películas de Tsai Ming-liang, los personajes se mueven por el mundo como fantasmas, sin relacionarse con el resto de mortales, casi invisibles. Lo que en esta ocasión adquiere un sentido más profundo que nunca, ya que la soledad del individuo no es solo en la búsqueda del amor como en The Hole o El sabor de la sandía, si no es la profunda soledad de un hombre pobre y vencido por la sociedad, ante ella y sus mandatos inexorables pero también ante sus iguales, los que viven situaciones parecidas. Podríamos hacer miles de películas explícitas sobre este momento que estamos viviendo, de puro egoísmo, que nos hiciesen reflexionar y nos tocasen el corazón. Tsai Ming-liang no está para ésto, lo expone sin renunciar a su estilo, tan enajenado como los personajes que habitan la cinta y logra una comunión estilística y conceptual de una cinta que dialoga con él mismo y que en gran parte lo margina, incomprendido por muchos. En esa genialidad absoluta reside otro de los grandes méritos de una película única.





Y tercero (y aquí no leáis los que no queráis spoilers porque hago una interpretación personal de la trama), aludiendo de nuevo a esa característica de personajes fantasmales en las cintas de Tsai Ming-liang, creo que en ésta ocasión en algunas partes de la película los fantasmas lo son en el plano real y justifican mucho de lo que ocurre y  esa renuncia al tiempo, detenido en la eternidad más opresiva. ¿Qué me hace pensar en ésto? Varias secuencias. Quizás algunas secuencias aluden como explicaba antes a esa vida miserable del protagonista mientras estaba vivo, malviviendo, avergonzado. Quizás. Porque quizás también todo podrían ser repeticiones de un alma perdida en el abismo de un mundo (el de los vivos que ya no le pertenece), sin poder pasar al otro. La secuencia clave que explicaría que tanto el hombre como la mujer son fantasmas reales es (muchos se rieron en esa escena) en la que el hombre aniquila una col con la cara de su hija, puede que un reflejo de un asesinato real, para liberar a sus hijos de una vida que considera indigna. Hay varias escenas que me sugieren (y es obvio que es mi interpretación que no tiene por que ser compartida) que en muchos planos los protagonistas son fantasmas que por la culpa o el apego o el rencor no quieren o no pueden dejar atrás el mundo de los vivos y vagan por él. La madre no asume el dolor por la pérdida de sus hijos ni perdona al padre. De ahí que la película se abra con ella observando a sus hijos, sin interactuar con ellos, consumiendo un tiempo irreal que no existe. Mientras el padre, abriendo paredes se cuela en casas de ricos  y se da "el placer" de descansar en ellas, Hay otras secuencias simbólicas, como el padre queriendo ayudar a los niños a atravesar ese río en una barca (es obvio, ¿no?) con la madre impidiéndolo. La mujer necesita perdonar para dar el paso. Asumirlo todo. Y ahí se justifica esa brillante secuencia final que agotó a gran parte del público. ¿Innecesaria? Pues para mí no. A mí cada segundo de la misma me inquietaba y me aportaba algún sentimiento. Y nunca el de tedio. El tedio impide ver la esencia. Una vez logrado el perdón, asumido el drama, los personajes pueden por fin abandonar el mundo. Y en ese momento, de forma clarificadora, se hace el silencio. Todo deja de existir. 

También escuché varias opiniones sobre la ausencia de belleza en las imágenes y los planos de Stray Dogs. Lo dicho, el tedio termina por vencer a cualquier evidencia. Os dejo el trailer...




Stray dogs es una película que exige complicidad y paciencia al espectador, de visionado dificultoso, de interpretaciones a la carta. Stray dogs rebosa belleza en cada plano, al tiempo que dolor. Stray dogs es maravillosa...o lo peor con lo que uno se puede encontrar. Total, imprescindible. 

7 comentarios:

  1. Como siempre no puedo más que quitarme el sombrero ante la crítica que realizas. Más allá de estar de acuerdo o en desacuerdo, cosa que no puedo hacer porque no he visto la película, tu pasión por lo que cuentas y como lo cuentas es digna de admiración. Y seguro, seguro que tu crítica es mejor que la película.

    Si que puedo admitir que parte del público no está dispuesto a pararse para contemplar, como así pasa en la vida. Pero es que, y sé que esto va a llevar polémica, el cine son imágenes en movimiento, y que para ver algunas propuestas radicales me miro un cuadro durante horas y horas. Personalmente yo si me paro, observo, escudriño, en la vida real. Pero en el cine si no me lleva a algo concreto o que me lo parezca a mi me parece superfluo y un recurso autoral muy fácil.

    De todas maneras como no he visto la película no puedo opinar con propiedad. Si la veo algún día, cosa bastante improbable, pues ya diré que me ha parecido, jaja.

    ¡¡Un abrazo, maestro!!

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    1. Primero, gracias no ya por el cumplido si no por esa fidelidad que te hace comentarme por alrededor del mundo. Te voy a dar un carnet VIP jaja.
      Pero vayamos al trapo, ¿no? Para mí el cine puede ser entretenimiento a arte (a veces las dos cosas a la vez) y como arte me da igual el método que se emplee mientras logre lo que el arte logra, emocionar. Me da igual que sea mediante un movimiento y un montaje extremo (como requiem for a dream, por ejemplo) o que sea con este estatismo total de Stray Dogs.
      Lo del recurso autoral fácil es también un discurso fácil. Si en una peli de acción o en un thriller muy bien hecho dijese que la acción es un recurso solo comercial y no me interesa o que jugar conel espectador es comercial y no me interesa sería una tontería, ¿no? Pues yo creo que generalizar siempre es malo. Puedo estar de acuerdo en que hay un abuso estilístico de aguantar el plano y como siempre hay quien lo usa para darse trascendencia cuando es un nadie sin talento. pero Tsai Ming-liang, según mi opinión, es un artista con talento y no podemos descartarlo solo por que se detenga de forma radical. Obviamente es una opinión que merecería (y la tendrá) muchos más minutos de discusión. para éso (y para destrozarte al ping pong jaja) está Zaeragoza.

      Muchas gracias amigo. Casi que no te deseo que la veas y luego me expliques jaja. Aunque estoy seguro que intentarás hacerlo, de forma irremediable.

      Un abrazo.

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    2. Molaría un carnet VIP Losthighway Blog, jaja.

      Si, ya continuaremos en Zaragoza, que en persona son mucho más molonas estas discusiones cinéfilas. Y al ping pong me vas a destrozar seguro porque soy malo malo, jajaja.

      ¡Un abrazo!

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  2. Muy buenas, David. Veo que le sigues dando a los festivales a base de bien. Me alegro. Personalmente, creo que ahora mismo hay una moda por un tipo de cine contemplativo que no sólo me gusta poco sino que me parece bastante menos meritorio que uno más convencional. Al final muchos te presentan una historia pobre y un lenguaje cinematográfico inexistente, todo supeditado a la voluntad de un autor/tirano sin ningún interés en el espectador. Qué a gusto me he quedado, jajajas. Y ahora tengo que decir que esta peli no la he visto y que lo mismo cuando la vea caigo rendida a sus pies... Ya te contaré. Un abrazo.

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    1. Hola MAra, se hace lo que se puede. No me quejo ;)
      Estás un poco en la estela de John. Te diría lo que a él. Es cierto que hay un abuso de cierto cine contemplativo por parte de gente sin talento, como lo hay de cine de acción y efectos en muchísimos casos sin talento. El caso es buscar y saber separar el grano de la paja en ambos casos. Y para mi Tsai Ming-liang es un artista. Pero las opiniones mayoritarias fueron negativas.

      Un abrazo,

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  3. Me quedo con esto: "es un reflejo más del mundo en el que vivimos, no está preparado para detenerse, por completo, y observar"
    Ganas tremendas de verla, que por otro lado por ahora difícil tarea.
    Está claro que es un director de amor-odio que puede sacar de sus casillas a más de uno, pero esas arriesgadas aventuras son necesarias en este cine tan previsible y aletargado.

    Un abrazo!

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    1. Pues ya te llegará el momento. Ya me contarás. No siempre coincidimos en este cine más radical (aunque sía muy a menudo) así que me queda una pequeña duda. Si la ves en casa que sea en un día que no haya sueño y mucha predisposición ;)
      Un abrazo.

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