Pues hoy (tras Argentina, Brasil y Colombia) toca el turno de hablar del cine de Chile. Y el elegido para este primer post sobre el país latinoamericano es un director bastante valorado en la actualidad, sobretodo por festivales. Nos referimos a Pablo Larraín. Sin ir más lejos, su última película, No estuvo en la última edición de Cannes, ganó el premio de la Quincena de Realizadores y va a estar en el festival de San Sebastián que dará inicio a finales de semana y que van a seguir, con la espléndida crónica diaria a que nos tienen acostustumbrados siempre que visitan un festival, los colegas y amigos de Después de 1984 y Cine Latino.
Antes de este No que estará en San Sebastián Pablo Larraín había realizado tres films, una primera película algo distinta al resto titulada Fuga y a continuación las dos películas con que el realizador se dio a conocer internacionalmente y que forman un díptico (quizás, por lo que parece, junto a No una trilogía) sobre la situación política chilena de la era Pinochet: Tony Manero y Post Mortem. De ambas vamos a hablar a continuación en el habitual programa doble de esta sección.
Antes de este No que estará en San Sebastián Pablo Larraín había realizado tres films, una primera película algo distinta al resto titulada Fuga y a continuación las dos películas con que el realizador se dio a conocer internacionalmente y que forman un díptico (quizás, por lo que parece, junto a No una trilogía) sobre la situación política chilena de la era Pinochet: Tony Manero y Post Mortem. De ambas vamos a hablar a continuación en el habitual programa doble de esta sección.
Para empezar dejarme decir que el director Pablo Larraín es bastante extremo y sin duda muy lejano a ser apto para todos los gustos. Su cine tiene bastante de provocativo y mucho de polémico. Su estilo es tedioso y sucio y a ratos, sus películas acercan al espectador a una cierta indignación para con lo que está viendo (o al menos es lo que me ocurre a mí). Por lo tanto uno debe saber que el director es minoritario y que se debe hacer un esfuerzo extra para entrar en su universo y valorarlo sin caer en el linchamiento a que el director se arriesga. Dicho ésto vamos a hablar sobre las dos películas citadas.
Tony Manero se sitúa durante la dictadura de Pinochet. En las dos películas que vamos a tratar hoy hay varios puntos en común. En primer lugar ambas hablan de la dictadura pero lo hacen por la tangente. La dictadura y alguna de las cosas que ocurren están como telón de fondo mientras la película se dedica a hablar de otras cosas, a explicarnos las vidas de algún personaje anónimo y triste. En este caso el personaje (interpretado con solvencia, como ocurrirá en Post Mortem por el peculiar actor Alfredo Castro) es un hombre violento y cobarde y obsesionado en emular a Tony Manero para ganar un concurso y convertirse en una estrella televisa local. La narración es algo confusa a propósito. Es del tipo de películas que explican tan solo parte de lo que ocurre y el espectador tiene que llenar los espacios para lograr entender la historia al completo. La estética es sucia, oscura, gris, maloliente. Los personajes están plagados de bajezas, no tienen ninguna esperanza, son parásitos de una sociedad podrida y enferma. En esa estética que a veces incluso resulta desquiciante si uno lo valora con frialdad, radica el mayor acierto de la película, de hecho de ambas.
Sin embargo, en este caso, la extrema parsimonia y lentitud de la trama, así como su historia en extremo absurda, no logra interesar demasiado. Con un guión tan flojo y extraño y un ritmo tan cansino, la película en su primera mitad no logra más que aburrir e indignar a partes iguales. Mejora un poco en su segundo tramo, sobretodo en alguna secuencia lograda y en especial malsana o en la aparición en primera linea de las consecuencias del régimen militar, pero en general solo puede ser aprobable, según mi opinión, con mucha buena voluntad y como germen de un estilo propio que tiene su continuidad en Post Mortem con mejores resultados.
Mejores pero no para echar cohetes. Post Mortem empieza en los albores del golpe militar. Nos habla de un hombre muy vulgar que teclea los informes médico de las autopsias que el doctor le dicta y que se enamora de una bailarina de striptease en horas bajas. En esta primera parte de la película, como ocurría en la anterior, los personajes son excesivamente parsimoniosos, tristes y miserables. Uno a veces se indigna ante tan irreal ritmo y tan cansinos diálogos. Las influencias de la muy superior Whisky o del cine de Kaurismaki se hacen obvias. Pero resultan bastante injustificadas. Sin embargo, de nuevo la película da un vuelco en su mitad, en el momento en que se produce el golpe de estado. Otra vez contando lo mínimo para que el espectador vaya reconstruyendo la trama (en esta ocasión aún más exagerado) el film avanza por derroteros de crítica social pero siempre desde un enfoque original y diferente, casi tangencial a la historia. Todo es gris, sucio, la gente es fea, los ambientes son entre sórdidos y desangelados, fríos, casi gélidos, las personas son tristes y mezquinas. La trama casi no avanza, se detiene en recrear ese ambiente, esas gentes, esa mierda...
Mezquindad, nihilismo, parsimonia y vulgaridad para una película titulada Post mortem porque el protagonista escribe informes de autopsias pero también porque el protagonista en cierta manera vive la muerte en vida, sin futuro, sin ilusiones, sin dignidad en un país que también vive la muerte real (de sus gentes asesinadas) y metafórica (como país que inicia una brutal dictadura). Un muy buen título para una película irregular, particular, pero interesante.
Quizás No termine de elevar el nivel de Pablo Larraín y continúe su mejora como director. Si puedo la veré, aunque si me la pierdo tampoco pasa nada...
Uyyy... no sé si apuntarlas o olvidarme, tengo una lista infinita y tu repaso no me acaba de animar.
ResponderEliminarUn abrazo!!
Un abrazo, LAura.
EliminarGracias por la mención, intentaremos estar a la altura :) Solo he visto Post mortem y me gustó "normal", de hecho es una película que la recuerdas mejor de lo que la disfrutas viéndola (que la verdad no es mucho). Con tu mención, me has recordado a la genial Whisky, que risa.. Por cierto, aunque vemos bastante pelis juntos, en el reparto de Donostia me ha tocado No de Larraín (mientras Alan ve Argo :/) así que ya te diré la suerte que he tenido jaja Un abrazo!
ResponderEliminarPues como digo yo, normal. Whisky sí que era buena. Estaré atento en general. Y dado el caso, a ver que tal No. Un abrazo.
EliminarBuenas,
ResponderEliminardespués de tanta promo a ver si estamos a la altura ;P
Pues solo he visto Post Mortem y me gustó normal. Como dice BCNdays es una peli que mejora con los días
Un abrazo!
Es cierto que mejora en el recuerdo, porque mientras la ves hay ciertos momentos de sopor. Tu te has quedado la parte buena con "Argo". Aa ver. Un abrazo.
EliminarLa producción chilena escasea mucho y es muy desconocida. No recuerdo películas de este país. De estas dos solo he visto "Post Mortem" y sinceramente ni me acordaba de ella, mal asunto.
ResponderEliminarChile no es que destaque precisamente por su cine, aunque nunca se sabe y tampoco se puede obviar. Recuerdo "La Nana" que estaba francamente muy bien.
Un abrazo.
La nana, En la cama o LA buena vida las recuerdo con gusto. Pero como dices son poquitas. Larraín es el típico director de festival, con todo lo bueno y lo malo que ello comporta. Un abrazo.
EliminarPues leyéndote no dan muchas ganas de verla, pero igualmente gracias por ilustrarme con este director chileno.
ResponderEliminarUn saludo
Bueno, ja,ja, es cierto que no he mostrado gran entusiasmo. Pero es interesante. Un abrazo.
EliminarA mi me apetece. Aunque solo seapor ver algo distinto. Y eso parece star garantizado. No he visto ninguna película suya, y esta es buena ocasión para ir tomando nota y abrir boca. Las anoto, sobre todo "post mortem". Se agradecen estas visitas por cinematografías y directores que no están en lo alto de la ola. Saludos.
ResponderEliminarMuy bien V, un valiente. Mejor si ves una que sea, como dices, "Post mortem", muy superior a la primera. Un placer estos paseos y más si os gustan. Un abrazo.
EliminarLa verdad es que no se que decirte. En Cannes funcionó bastante bien pero después en festivales de Centro y Latinoamerica se le ha dado mucha caña. No se en que medida los factores políticos de la película interpretada por Gael influyen. Solo queda verla.
ResponderEliminarUn abrazo.
Llego un poco tarde pero no quería quedarme sin comentar este post. Estoy muy deacuerdo contigo en ambas valoraciones, Tony Manero me aburrió mucho, no conecté en ningún momento, mientras que en Post Mortem si que consegui entrar, la encontre mucho mejor desarrollada. También quiero destacar al interprete de ambas, Alfredo Castro. Sobre No, aún no la he visto, la veo a mediados de semana, pero un pajarillo al que leeremos esta noche me ha avanzado que no tiene nada que ver en ritmo y estilo a estas dos así que parece que Larraín se renueva un poco. Veremos. Un abrazo.
ResponderEliminarTengo que confesar que me daba pereza ponerme a ver 'No' de Pablo Larraín. Ya sabéis, Pinochet, la dictadura, con todo respeto, como que ya me lo sabía todo. Al estilo de las pelis españolas de la guerra civil. Ha sido una grata sorpresa. Entretenida, al estilo de 'Argo', con un 'look' extraordinario de esos años 80 y unos créditos magníficos. Más que recomendable. Un saludo!!!!
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