Todos los estrenos y la película de la semana: De dioses y hombres

Segunda semana en que hacemos esta sección con intenciones de continuidad. Se agradecería mucho cualquier aportación a los comentarios si habéis visto alguna de las películas estrenadas  que yo no he visto y de las que por tanto, hablo de oídas. Sería un complemento genial. También es muy interesante contrastar opiniones y ver la vuestra de alguna de las películas que yo he visto o de la película de la semana, como de forma muy interesante hizo la semana pasada el amigo Álex. Empecemos.

Estrenos del 14 de enero del 2011

                  
Esta semana se han estrenado 7 películas, algunas de ellas muy interesantes. No es el caso de la española La daga de Rasputín, que repite los esquemas de El oro de Moscú, dirigida también por Jesús Bonilla y que aún parece más lamentable que su predecesora, ya que ha sido vapuleada sin concesiones ni piedad por la crítica. Tampoco parece demasiado apetecible (aunque nada que ver con la anterior, claro) Twelve, una película del temible Joel Schumacher,  sobre jóvenes adinerados y su adicción a las drogas de diseño, que pese a estar basada en lo que dicen es un gran libro (Twelve de Nick McDonell, que yo no he leído) se la critica de ser, como la droga a la que se hacen adictos sus protagonistas, demasiado de diseño. Twelve estuvo este año en la edición de Sitges, donde ya no me interesó y se proyectó sin repercusión alguna. The green hornet, parece ser también bastante decepcionante. La película de superhéroes, tiene el aliciente de que la dirige un artista como Michael Gondry, director de La ciencia del sueño o la sublime ¡Olvídate de mí!, sin embargo, parece ser que es una película de encargo en la que apenas se pueden notar rasgos de su autoría. Pese a ello y las malas críticas, quizás no sea del todo descartable su visionado. Entre los estrenos más destacables de la semana encontramos el documental francés La danza.  Frederick Wiseman ha filmado todos los aspectos de la vida y obra del Ballet de la Ópera de París, una de las mejores compañías de ballet del mundo. Pese a que el tema y las más de dos horas de duración de la película pueden echar para atrás, la película ha tenido un gran recorrido por festivales prestigiosos incluído el de Venecia y viene acompañada de grandes críticas. Puede ser una rareza más que apetecible. Las otras tres películas estrenadas esta semana las he podido ver.

Amor y otras drogas es una comedia romántica con algún momento de melodrama en que llama la atención su atractiva pareja protagonista compuesta por Jake Gyllenhaal y Anne Hathaway. Aunque en un principio la película parece interesante y algo original, situando la acción en el sucio mundo de los representantes de productos farmacéuticos, pronto da un giro hacia el romanticismo tópico, para además acabar resultando pretenciosa y manipuladora, sobretodo cuando el tema de la enfermedad hace acto de presencia en la película y se usa de forma leve para lograr el efecto romántico y lacrimógeno deseado. Puede servir solo para pasar un aceptable rato una tarde de domingo y eso sí, si eres fan de la Hathaway, descubrir alguno de sus talentos, hasta ahora ocultos.

Animal Kingdom luchaba por ser el estreno más interesante de la semana. Película australiana dirigida por el debutante David Michod sobre una familia de delincuentes y las relaciones que se establecen entre ellos, la película (que Tarantino ha elegido como una de las diez mejores del pasado año) tiene su mejor mérito, pero también su mayor handicap en la frialdad con que son tratados los personajes y la sequedad con que se nos explica la historia, que hace imposible cualquier tipo de identificación con los protagonistas. Dirigida con enorme sobriedad, con una atmósfera enfermiza de violencia contenida, con un peculiar dominio de la elipsis y con algunas escenas resueltas de forma sorprendente y con inusual brillantez, la película denota buenas maneras y nos obliga a poner a su director en el ámbito de directores a seguir.





Película de la semana: De dioses y hombres

Como buen ateo educado en la religión cristiana o como muy bien dijo Buñuel (con toda la ironía que le caracterizaba, pero también con toda la carga de profundidad implícita) como "soy ateo gracias a Dios", me interesan mucho las películas sobre religión y sobre los conflictos religiosos de las personas; lo descubrí hace ya muchos años viendo Los comulgantes de Bergman, aunque éso sean palabras mayores. Este interés mío por esta clase de cine e historias, unido a las muy buenas críticas y al Gran Premio del Jurado que la película recibió en el pasado Festival de Cannes, han hecho que haya elegido De dioses y hombres como la película de la semana.
Dirigida por Xaver Beauvois, director semidesconocido por estas lares y enviada por Francia para competir por los Oscars de este año (y con posibilidades, creo yo), la película nos narra la historia de unos monjes cistercienses instalados en el Magreb y que viven en armonía con la comunidad musulmana, además de realizando una importante labor social para con los vecinos. Sin embargo, la violencia y el crimen de los islamistas radicales empieza a acecharles y los monjes deberán decidir si continuar adelante con su proyecto o regresar a Francia. La película, basada en hechos reales, nos acercará a la intimidad de los pensamientos de estos monjes en cuanto al conflicto y en cuanto a su propia fe.
Aunque quizás a muchos les pueda tirar para atrás, para mí uno de los grandes méritos de la película es su ritmo parsimonioso y lento, muy justificado ya que el director adopta el ritmo vital de los monjes que retrata, su cotidianeidad. Los religiosos hacen sus rezos, trabajan la tierra, pasean, hablan entre ellos, escuchan,  y ayudan a sus vecinos. No hay prisas, no hay acción, sino trabajo y reflexión. Además, se empatiza también con los monjes con una dirección humilde, sencilla, austera. Los diálogos huyen de la profundidad pretenciosa para intentar alcanzar la autenticidad a partir de la sencillez, de unos diálogos y reflexiones íntimas y sinceras defendidas por una sutil pero brillante interpretación de un elenco fantástico. El conflicto va ganando terreno a la paz y el miedo, la tristeza, las convicciones, las dudas y el dolor quedan forjados en leves gestos, en largos silencios. Mientras tanto continuan los quehaceres del día a día, las reflexiones, las charlas, los bellos y silenciosos paisajes en los que la cámara se demora.
De dioses y hombres (un título francamente brillante) me parece una película imprescindible para un espectador preparado, exigente y con ansias de descubrir los sentimientos más ocultos del alma humana. Una gran película.