miércoles, 14 de julio de 2010

DENNIS HOPPER: El hombre que vivió al borde del precipicio



La vida de Dennis Hopper, llena de excesos y de adicciones, terminó el pasado 29 de mayo de forma muy poco glamourosa, devastado por el cáncer. No es mi objetivo repasar la vida de Hopper, ni hablar de sus excesos, ni de sus problemas con Hollywood, ni tan solo hacer una filmografía al uso, para ello  podéis consultar muchas webs que lo explicarán todo mejor que yo. Mi único objetivo es rendirle un pequeño homenaje recordando algunas de sus actuaciones y colgando algunas fotos y videos.

Si el éxito de un actor puede medirse por el nivel de los directores con los que ha trabajado, sin duda Dennis Hopper es uno de los grandes. Fue dirigido por Nicholas Ray en Rebelde sin causa (1955) en la que conoció a James Dean con quien repitió en Gigante (1955) de George Stevens, y con el que parece ser que mantuvo una amistad muy profunda y que, se dice que el vacío y el dolor que le produjo su muerte fue el primer eslabón en su cadena de autodestrucción que le arrastraría intermitentemente a lo largo de su vida. Posteriormente lo dirigirían directores del calibre de Henry Hathaway en Las cuatro hijas de Kati Elder (1965) y Valor de ley (1969), Roger Corman en El viaje (1967), Wim Wenders en El amigo americano (1976) y Palermo shooting (2008), Francis Ford Coppola en, ni más ni menos que Apocalypse Now (1979) y La ley de la calle (1983), Sam Peckinpah en Clave Omega (1983), David Lynch en Terciopelo azul o Abel Ferrara en Blackout (1997).


Pero, si una película de Hopper se ha convertido en icono es Easy Rider (1969), película que dirigió, escribió y protagonizó junto a Peter Fonda y un joven Jack Nicholson y que nos habla de unos moteros y de los años hippies y de la libertad absoluta y sobretodo de una forma salvaje de afrontar la vida. Una película de muy bajo presupuesto, que ya tuvo una enorme repercusión en su momento y que hoy en día se trata de un film de culto que no tiene desperdicio.
Dennis Hopper siguió dirigiendo películas durante su vida como Caído del cielo (1980) o Labios ardientes (1990), pero no volvería a conseguir el acierto, ni el éxito, ni al fin y al cabo la leyenda, que le proporcionaría su ópera prima.


Además Hooper, alternaría estos trabajos con grandes directores con otros trabajos más arriesgados, como su actuación en el debut de Sean Penn como director en Extraño vínculo de sangre (1991) o en la penúltima película de Isabel Coixet, Elegy (2008). El cine comercial lo visitó también con mucho éxito en Hossiers: más que ídolos (1985), película que le valió su única nominación a los Oscars como actor, Speed (1994) o ese brutal entretenimiento dirigido por Tony Scott con guión de un joven Tarantino titulado Amor a quemarropa (1993) y en la que quizás tiene la escena más memorable de la película.



Dennis Hopper, que vivió de forma salvaje y pudo morir en cualquiera de sus locuras, en cualquiera de sus excesos, que quizás envidió tener una muerte tan legendaria como la de su amigo James Dean, pero que le sobrevivió 54 años, acabó consumido por el cáncer, sin leyenda, sin glamour, pero podemos recordarlo viendo o reviendo cualquiera de las películas citadas arriba o muchas de las otras que protagonizó y que ni tan solo he citado. Historia del cine y de la cultura pop es la secuencia de Dennis sobre una moto mientras suena el tema "Born to be wild". Seguro que querría que lo recordasemos así, joven, vital, rompedor y salvaje.


1 comentario:

  1. Anónimo22:11

    Bravo por el homenaje a este gran peculiar actor con su vida tan al límite y desenfreno. Como siempre, David, has hecho una sección muy muy acertada. Dennis Hopper no se mercía menos. Un saludo

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