El martes se inició la decimonovena edición del festival de cine independiente de Barcelona, L'Altenativa 2012. De entrada con una frustrante noticia. La estrella invitada de la edición, el director portugués Pedro Costa, volvió a dar muestras de su endiosamiento faltando a su palabra de asistir al festival y al parecer, sin dar ninguna explicación.
La que sí asistió fue la actriz y cantante francesa Jeanne Balibar, que probó de justificarlo comentando que cuando el director portugués está rodando desaparece del mundo. Un tío impresentable. Por su contra la sensual Balibar estuvo muy agradable en su presentación de la película en que la dirigió el Costa, Ne change rien. Tras la película la fiesta de inauguración se trasladó al Hall del CCCB con proyecciones de cortos y copas.
A continuación las críticas de las primeras cuatro películas vistas estos días. Al finalizar el festival haremos otra tanda de críticas. Recordad que L'Alternativa está hasta el domingo 25 básicamente en el CCCB y con algunas proyecciones en la Filmoteca y algún otro centro asociado. El programas, en el cartel del margen derecho.
Pedro Costa, en su último largometraje hasta la fecha, realiza un documental musical en el que filma a la actriz y cantante Jeanne Balibar en el proceso de creación y ensayo de varias canciones. La película, compuesta a partir de varias tomas fijas en un hermosos blaco y negro y con un espléndido juego de luces tiene, además, a su favor, la aterciopelada voz de su protagonista y el concepto de su propuesta, es decir, mostrar diversos estados creativos a partir de la repetición que ellos suponen para la artista, incluso mostrando el tedio que a veces siente.
Por momentos la propuesta fascina en su estética irreal y su discurso, su naturalidad filtrada por el artista, su protagonista, en otros, inevitablemente, el tedio traspasa la pantalla e invade al espectador. Pedro Costa, muy por encima del bien y del mal, decide alargar la película en exceso y no dar al espectador la concesión de un cierto ritmo y por ello la propuesta termina por decaer a la espera de un final que nunca llega.
A grandes rasgos, la película es recomendable para estetas sin temor al contemplativo y para fans del director o la cantante. Yo, que he decidido sobreponer en mi recuerdo los momentos fascinantes a los tediosos, le doy un notable. La película, la podéis encontrar en filmin. Podéis ver alguna escena de la película en el Facebook de Lost Highway Blog.
5 broken cameras es una película cuyo valor como documento es incalculable. Trata de un periodista, Emad Burnat, que vive en un pequeño pueblo palestino en Cisjordania y que decide grabar la lucha de su pueblo contra el muro que los separa de los asentamientos israelíes. En un conflicto tan sumamente complejo, lo primero que se me ocurre decir es que obviamente, lo que aquí vemos es subjetivo y la historia contada desde uno de los bandos. Pero lo que vemos no deja de ser lo que vemos. Y es la historia de unos hombres que luchan y mueren en desigualdad de condiciones, una historia de personas cuyas vida ha sido sesgada por un conflicto interminable y unas escenas que se van endureciendo a medida que avanza el film y que nos muestran la estupidez de un conflicto de estas características en según que territorios. Además, las cinco cámaras del título que usa nuestro protagonista y que antes de romperse, sirven para documentar algo más de cinco años de conflicto, desde el 2005 hasta casi nuestros días, también sirven para observar el crecimiento del hijo menor del protagonista y como va tomando conciencia de lo que está ocurriendo, de como va perdiendo la inocencia. Así pues, la película termina por trascender y más allá de un conflicto concreto nos termina por explicar el odio inevitable como motor de de los conflictos bélicos. Dura, con un par de muertes en directo, descarnada y necesaria para ver en primera persona algo que solo escuchamos en las noticias, 5 broken cameras es cine documental de denuncia. Y de la buena.
Muy distinta es Nana, una de las propuestas más sugerentes y difíciles del festival. A partir de una serie de actos cotidianos en los que la directora primero rueda una niña interactuando con algunos de sus familiares y luego la rueda de nuevo en la más estricta soledad, logra crear una película ficcionada a partir de un cine evidentemente documental que nos hace reflexionar sobre muchas cosas, como sobre la sobreprotección que brindamos a nuestros hijos, o como ellos administran nuestras enseñanzas, o sobre como gestionan las presencias y sobretodo las ausencias tanto físicas como sobretodo emocionales con las que convivimos con ellos. Y luego de alguna manera mira de adentrarse sin buscar razonamientos en su mundo paralelo.
No quiero explicar mucho de la película pues creo que es bueno que se vea bastante virgen y que cada uno extraiga sus conclusiones, si es que el espectador extrae alguna y no se queda con la capa superficial de película mínima de actos cotidianos que se enrarece. A mí me parece la mejor propuesta del festival hasta ahora y no solo me hace reflexionar sino que además me inquieta y me deja pensando. Incluso ahora, muchas horas después de su proyección.
Mucho más fácil de explicar es Two years al sea, ganadora del último Fipresci en Venecia y que sin duda, es la propuesta más radical que un servidor ha visto en cine, quizás nunca. Y es que la ópera prima de Ben Rivers, que ya había visitado el festival con sus cortometrajes , nos muestra a un hombre viviendo aislado en una montaña y alguno de sus actos más cotidianos, rodados en larguísimos planos de un contemplativo extenuante y sin solución de continuidad, más allá del siguiente plano de algo cotidiano extenuantemente largo. Dicho ésto, y teniendo en cuenta que el 99% de espectadores la odiarán sin matices, a mí no me terminó de desagradar, ya que reconozco que en parte me fascina su rollo más de videoarte que de película convencional. Rodada en 16 milímetros con una imagen en blanco y negro, granulada, vaporosa y retocada para crear algunos efectos de resultados algo dispares, la película tiene un par de escenas muy hermosas (la de la balsa es brutal y la final, pese a su duración, artísticamente es irreprochable) y un conjunto que si uno se deja llevar, puede ser bello, e incluso relajante. Éso sí, se mire por donde se mire, el aburrimiento en su conjunto, es difícilmente evitable.
5 broken cameras es una película cuyo valor como documento es incalculable. Trata de un periodista, Emad Burnat, que vive en un pequeño pueblo palestino en Cisjordania y que decide grabar la lucha de su pueblo contra el muro que los separa de los asentamientos israelíes. En un conflicto tan sumamente complejo, lo primero que se me ocurre decir es que obviamente, lo que aquí vemos es subjetivo y la historia contada desde uno de los bandos. Pero lo que vemos no deja de ser lo que vemos. Y es la historia de unos hombres que luchan y mueren en desigualdad de condiciones, una historia de personas cuyas vida ha sido sesgada por un conflicto interminable y unas escenas que se van endureciendo a medida que avanza el film y que nos muestran la estupidez de un conflicto de estas características en según que territorios. Además, las cinco cámaras del título que usa nuestro protagonista y que antes de romperse, sirven para documentar algo más de cinco años de conflicto, desde el 2005 hasta casi nuestros días, también sirven para observar el crecimiento del hijo menor del protagonista y como va tomando conciencia de lo que está ocurriendo, de como va perdiendo la inocencia. Así pues, la película termina por trascender y más allá de un conflicto concreto nos termina por explicar el odio inevitable como motor de de los conflictos bélicos. Dura, con un par de muertes en directo, descarnada y necesaria para ver en primera persona algo que solo escuchamos en las noticias, 5 broken cameras es cine documental de denuncia. Y de la buena.
Muy distinta es Nana, una de las propuestas más sugerentes y difíciles del festival. A partir de una serie de actos cotidianos en los que la directora primero rueda una niña interactuando con algunos de sus familiares y luego la rueda de nuevo en la más estricta soledad, logra crear una película ficcionada a partir de un cine evidentemente documental que nos hace reflexionar sobre muchas cosas, como sobre la sobreprotección que brindamos a nuestros hijos, o como ellos administran nuestras enseñanzas, o sobre como gestionan las presencias y sobretodo las ausencias tanto físicas como sobretodo emocionales con las que convivimos con ellos. Y luego de alguna manera mira de adentrarse sin buscar razonamientos en su mundo paralelo.
No quiero explicar mucho de la película pues creo que es bueno que se vea bastante virgen y que cada uno extraiga sus conclusiones, si es que el espectador extrae alguna y no se queda con la capa superficial de película mínima de actos cotidianos que se enrarece. A mí me parece la mejor propuesta del festival hasta ahora y no solo me hace reflexionar sino que además me inquieta y me deja pensando. Incluso ahora, muchas horas después de su proyección.
Mucho más fácil de explicar es Two years al sea, ganadora del último Fipresci en Venecia y que sin duda, es la propuesta más radical que un servidor ha visto en cine, quizás nunca. Y es que la ópera prima de Ben Rivers, que ya había visitado el festival con sus cortometrajes , nos muestra a un hombre viviendo aislado en una montaña y alguno de sus actos más cotidianos, rodados en larguísimos planos de un contemplativo extenuante y sin solución de continuidad, más allá del siguiente plano de algo cotidiano extenuantemente largo. Dicho ésto, y teniendo en cuenta que el 99% de espectadores la odiarán sin matices, a mí no me terminó de desagradar, ya que reconozco que en parte me fascina su rollo más de videoarte que de película convencional. Rodada en 16 milímetros con una imagen en blanco y negro, granulada, vaporosa y retocada para crear algunos efectos de resultados algo dispares, la película tiene un par de escenas muy hermosas (la de la balsa es brutal y la final, pese a su duración, artísticamente es irreprochable) y un conjunto que si uno se deja llevar, puede ser bello, e incluso relajante. Éso sí, se mire por donde se mire, el aburrimiento en su conjunto, es difícilmente evitable.
Pues esta año no me dejare caer por L’Alternativa, le di un vistazo a la programación y no encontré nada que me llamara la atención, es mas me aburrían hasta las sinopsis….jajaja
ResponderEliminarEstos días me he decantado por el Filmets, que encima me pilla cerquita de casa.
Un abrazo y disfruta mucho del festival!!
Filmets es una buena opción. L'Alternativa, si ya sabes que tipo de cine es, este año ha sido interesante. Pero ya sabes que a mí me va ese rollo. Un abrazo.
EliminarLas cuatro películas que has visto están muy bien, las apunto para haber si hay suerte más adelante con ellas. Cada una tiene algo especial. Se ve bueno el festival, lastima que no asistió el portugués. Un abrazo.
ResponderEliminarA ver si hay suerte, Mario. Un abrazo.
EliminarEse portugués, h... p... es. Saludos.
ResponderEliminarLa verdad es que el Pedro Costa bastante h p demostró ser. Un abrazo.
EliminarUfff, que miedo otra vez jeje. Al menos veo que este año a ti si te esta gustando, yo tengo miedo por mi jeje. De las que has visto de momento la única que me apunto es 5 broken cameras, del resto casi que me olvido :-). Nos vemos el sabado!!
ResponderEliminarEsta respuesta, después de vernos ya llega tardísimo, ja,ja. Un abrazo, DAni.
EliminarPues parece que está teniendo mucho nivel el festival de momento, trataré de descargarlas cuando pueda, porque dudo que se exhiban en salas.
ResponderEliminarUn saludo
Este año está muy bien, Mundodena. Un abrazo.
EliminarQue envidia, no sana, sino envidia pura, eso de tener a mano un festival y comenzar con otro. Yo sigo tomando nota de estas que reseñas, que parece te han gustado. Por supuesto intentaré verlas.
ResponderEliminarSaludos
Roy
Ahora se nos acaba el chollo Roy. A ver si tienes suerte en encontrar alguna. Un abrazo.
EliminarMe suenan esas pelis.. jeje Pues más o menos estamos de acuerdo, lo único que no es la nota de Two years at the sea, aunque estoy totalmente de acuerdo con tu crítica. La peli tiene su curiosidad y su rollo, pero aburre muchísimo y dicho sea de paso, la atmósfera podría estar mejor conseguida.
ResponderEliminarCambiando de tercio, pedazo documental '5 broken cameras' es como vivir la historia en directo. Al final no era tan fiero el monstruo como lo pintabais! Ahora hablo de l'Alternativa XD
Nos vemos esta tarde! Un abrazo!
BCNdays, mi respuesta está ya muy desfasada, ja,ja. Ha estado bastante bien este año el festival. Un abrazo.
EliminarPor tus críticas el Festival ha empezado bastante bien. Díficil tener un pleno tan interesante.
ResponderEliminarHay tipos que les da igual todo y se creen estar por encima del bien y del mal, por lo que cuentas Pedro Costa es uno de ellos. Una pena.
Sigue disfrutando, David.
Un abrazo.
Pues bien C.Noodles. Como verás la cosa empeoró, pero el nivel ha sido bueno. Un abrazo.
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